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martes, 30 de diciembre de 2014

Mi vida con tupper

Comer de tupper no es tan fácil como parece. El día anterior tienes que pensar qué menú quieres cocinar, ya que en esa decisión nace la base de la buena cocina y del buen ahorro; y se hace efectiva comprando los ingredientes adecuados. ¿Cuántas veces no hemos podido cocinar unas lentejas por falta de... lentejas?
Esta lección tan básica la aprendí en el club del tupper de mi trabajo, que es como el club de la lucha pero, en vez de apuntarnos a boxeo como terapia, intercambiamos recetas con pocas calorías para nuestros recipientes. Yo, más bien, escucho las propuestas de otros y las adapto a mi nivel topchef: Iniciación. Y eso que llevo ya más de diez años viviendo sola.

Una recomendación fácil que propongo, apta para todos los niveles y perfiles de cocineros, es llevar siempre una fiambrera vacía en el bolso y cuando vayas a comer o a cenar a casa de la gente explicar, con carita de pena, que todavía no tienes comida para el día siguiente. Un buen argumento es convencer a tu interlocutor de que prefieres compartir el poco tiempo que tienes con las personas que te importan que delante de la vitrocerámica. También vale cuando vas al restaurante. Dejarte algo de comida y pedir a un amigo, al que sea más simpático y graciosillo, que le pregunte a la camarera si sería tan amable de "poner las sobras para llevar". De esta manera, ya tienes una cena. Para los que tengan mucho morro: sí, es posible hacer doblete, pero no es recomendable abusar, ya que crea mala fama.

Tan importante como seleccionar la comida que vas a llevar es saber elegir el tamaño y la forma del tupper. Un recipiente grande, aunque poco lleno, te hace entrega del carné del club de los obesos, mientras que un minitupper, en el que cabe un plato de arroz a la cubana, es como si te realizaran una liposucción al instante a ojos de los comensales. Respecto a la forma de los mismos hay que calcular que la cuchara llegue hasta el final del recipiente para no dejarnos comida (especialmente cuando no llevamos mucha). Estas elecciones, que a veces son tan complicadas como escoger la pareja adecuada, me han sembrado muchas críticas. "Criatura, que tupper más pequeño", me suelen decir con ironía cuando llevo media fiambrera cargada de aire.

Una vez que tenemos todo preparado es importante distinguir el tupper que contiene comida elaborada y el que contiene alimentos sin cocinar. Sí, eso me ocurrió una vez. Cuando fui a calentar en los microondas de mi trabajo descubrí que llevaba pollo crudo. Gajes del oficio. Así que no está de más utilizar etiquetas donde se indique el contenido exacto. Al igual que se debería de indicar la cantidad del mismo para evitar confusiones. En mi tupper de hoy solo había una albóndiga. Yo alego que era "el aperitivo".

Solo decir que los que cada semana reciben los tuppers de mamá tienen mucha suerte. ¡Compartid con el resto esa fortuna!


sábado, 13 de diciembre de 2014

Mi vida sin móvil

Acabo de viajar al pasado. Mi móvil no funciona. No dispongo de google maps (con lo que yo me pierdo), ni puedo ver el correo, ni los whastapps, ni recibir llamadas ni nada. Me encuentro como un naúfrago en una isla desierta. Al principio me agobié un poco, ya que justo en el momento en que sus teclas dejaron de funcionar, yo estaba en plena Puerta del Sol, donde me encontraría con una amiga para ir al teatro. La fuerza del destino nos ayudó a encontrarnos (ella se estaba quedando sin batería).

La vida sin móvil produce mucho pánico en esta sociedad tremendamente digitalizada. La gente tiende a consultar el médico y el movimiento del mundo en páginas web. Y sacan su paraguas si lo dice la aplicación del tiempo. A mí, el móvil me resulta útil, pero también me he dado cuenta de que durante estos días voy a poder hacer lo que me dé la gana: no voy a tener que responder las llamadas a mi jefa, ni que contestar mensajes absurdos. Supongo que recuperaré el arte de hablar con la gente. Además, aprovecharé para hacer limpieza de agenda, ya que acumulo números de más.


Estos días me estoy apuntando algunos teléfonos en hojas de papel, del que flota lleno de palabras, para poder localizar a algunas personas. El problema es que no sé si quedan cabinas en esta jungla de asfalto. Está claro que es muy complicado permanecer en el mundo analógico.

jueves, 7 de agosto de 2014

El buen y el mal Karma



“Me deben una parcela en el cielo al lado de San Pedro”. Este es uno de mis pensamientos más habituales. Lo digo por mi paciencia, y por mis buenas acciones. Me dijeron que la diferencia fundamental entre el infierno y el cielo es que en este último todo es gratis. Es como los hoteles de todo incluido. No obstante, esta situación puede cambiar.  La llegada de los corruptos vaticina una privatización del paraíso.

Lo que la vida te da o te quita según tus acciones se conoce como Karma. Existe el bueno y el malo. Se supone que cuando llevas a cabo buenas acciones, el universo te lo recompensa. Por ejemplo, si una vez encontraste una cartera y la devolviste sin quitar un céntimo, el karma te garantiza que si pierdes en un futuro un bolso, te lo devolverán intacto. Aunque me figuro que el Karma no es igualitario: no va acción por acción. Tampoco es recíproco entre humanos, ya que puede ser que hagas un favor a alguien y a ti te lo devuelva otra persona diferente.

Mi problema: el Karma tiene a día de hoy muchas deudas conmigo. Si pudiera enviaría un e-mail a karma@karmaacciones.com, pero resulta que todavía no se ha pasado al mundo digital. Solo espero que se ponga las pilas porque la lista de asuntos pendientes que tenemos que tratar es bastante larga.

No sé, pero empiezo a sospechar que el Karma no existe. Me voy a buscar al ratoncito Pérez para ver si me puede ayudar.

sábado, 2 de agosto de 2014

Ahora que ya no somos desconocidos

Todo era mejor cuando éramos desconocidos. Cuando no veía cómo tapabas tus oídos con tus manitas. Ni conocía ese gesto tan tuyo de lloro mudo. Te quedaste quieto. Se reflejaba tanto terror en tu mirada que se te olvidó cómo llorar. No entendías la soledad que se fabrica en serie en esta civilización.

La soledad de la guerra.

Entonces, nunca había visto en las noticias a tu madre muerta, ni a tu padre aferrado a una sábana en la que permanecía tapado tu hermano mayor, que tuvo la osadía de cumplir cinco años y jugar con sus amigos. Casi no sabía ubicar tu ciudad en un mapa. A mí me decían que la gente no era capaz de matar por dinero, mientras permanecías con tus ojos abiertos en el suelo porque los misiles no te dejaban dormir. Para los medios de comunicación dejaron de morir niños en África, cuando Gaza y Siria se convirtieron en cementerios. Después, el default de Argentina puso los pelos de punta a los sumisos telespectadores, y olvidaron la sangre derramada. La guerra era ya un asunto indiferente a la sociedad, que sólo consiguió movilizar a un millar de personas en mi ciudad.

Los políticos pedían suavizar los ataques, ajenos al dolor incalculable que tú no puedes describir porque todavía llevas pañales. Ellos que han permitido que destruyan tu colegio donde ibas a aprender a nombrar las estrellas y donde te explicarían que todos somos iguales, y el día de La Paz lanzarías palomas blancas para pedir que se respetaran los derechos de otros niños que juegan descalzos.

Te entró la sed.

Entonces te entró sed, y en tu mundo delimitado por vallas no tenían agua potable, en realidad no había agua. Y a mí me hubiera gustado que siguiéramos siendo desconocidos. Que no te hubiera llegado a conocer en el telediario de las tres. Que no supiera nada de ti, porque no fueras noticia. Me gustaría que tuvieras una vida normal y pudieras jugar con tu mamá y con el resto de tu familia. Pero te veré en el próximo telediario, con las manitas en los oídos, con la cara sucia y con algún moco colgando. Y me dará mucha rabia y mucha vergüenza y, una vez más, me sentiré horrorizada al pensar que la gente mata a niños inocentes por dinero ante la mirada indiferente de la Comunidad Internacional. Ahora ya somos efímeros conocidos debido a las circunstancias.

viernes, 13 de junio de 2014

Desaprender

Desaprender exige olvidar. Admitir que con calcetines no puedo dormir. Que es lo mismo que a uno le destrocen la vejiga o le rompan el corazón. En ambos casos el individuo sufre mal de amores. Que las miradas ajenas son ciegas y las malas lenguas son mudas.

Desaprender es correr una carrera desde la meta hacia la línea de salida. Tener la certeza de que el amor dura más si las personas se conocen bajo la lluvia (o bajo una cascada). Es la mancha de café de la mañana en una blusa blanca.

Desaprender significa encontrar el no entre afirmaciones ligeras. Huir de los prejuicios adquiridos. Creer que los elefantes dan suerte y dormir con un libro que interpreta sueños bajo la almohada.

Desaprender es buscar tu lugar más feliz del mundo y "darle un par de pensamientos" a las decepciones bailando en una azotea. Es no engañarse jamás y dejar de llorar a solas con la luna. Confiar en uno mismo, aun cuando nadie lo haga.

Tener insomnio y escribir de madrugada. Flotar en la nada. Desde mi mitad del mundo, aprendo lo complicado que es desaprender. Espero aprender la lección de una vez.


miércoles, 7 de mayo de 2014

Pijos baratos

Al verlo, se me ocurrió: ¿Cómo es posible que con 40 grados que hace en el local no se quite el jersey? Que aguante como si estuviera a cero grados con la camisa a rayas y el jersey en pico.
¿Acaso los pijos no sudan? ¿No llevaba el Lacoste reglamentario bordado en la camisa y se descubriría que no es de marca, al más puro estilo de la película El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo? Sí, nadie tiene claro quién ganaría una pelea entre el citado cocodrilo o el caballito de Burberry. Es uno de los grandes misterios de la Humanidad. El otro: ¿Por qué existen los pijos baratos?

Defino: Un pijo barato es aquel que tiene menos dinero que un mileurista, de los que recogen los céntimos del suelo (gesto que se acuñó al inicio de la crisis).

Más pistas: Son los que te invitan a una cerveza de las de oferta, en los nuevos bares de todo a cien. Además, se presentan con las zapatillas medio rotas de tanto usarlas (será que tienen solo un par), aunque eso sí, de marca. Van a esquiar una vez al año para que nadie descubra que no pueden ir a la nieve. O lo que es peor, que llevan el traje del año pasado.

Cuando van de vacaciones, no van a hoteles de más de tres estrellas. Y nunca dejan propina en los restaurantes.

Suelen ser perritos falderos de la gente que ellos creen que puede echarles una mano, véase los famosos hijos de. Y les hacen la pelota de forma rastrera, hasta caer ellos mismos en el ridículo. Si pudieran, besarían el suelo por donde ellos pasan. Suelen sentarse los primeros en misa y evitan cuestionar cualquier frase si viene de una cúpula superior.

Los pijos baratos son como los bolsos de imitación de Gucci. Quieren aspirar a, pero nunca son. Ellos no saben que las falsificaciones son muy fáciles de reconocer.

Los pijos baratos se esfuerzan por lucir marcas, por aparentar. Los pijos reales, los de familia de posibles, que dirían nuestros abuelos, son los que ven normal navegar con un velero vestidos con una camiseta de propaganda. Son los interesantes. Y más si, como yo, aspiramos, como los pijos baratos, a que alguien nos regale un barco.

miércoles, 16 de abril de 2014

España, un país del Tercer Mundo

Huir. Es lo que pienso en cuanto llega la Semana Santa. Esta época de peregrinación, en Sevilla, tiene mucho sentido, ya que les aporta los ingresos de todo el año. Desde otros países se puede ver como una tradición. La realidad es que un país no puede pertenecer al primer mundo mientras se producen indultos en Semana Santa. A un banquero que estafó 30.000€ a sus clientes, a otro individuo que cometió delitos contra la Salud Pública. Estos indultos los concede el Gobierno a petición de las Cofradías y las Hermandades. Un Ku Kux Klan moderno.

No se puede ser puntero en Economía si las clases las da un cura. Tampoco se puede ser número uno en investigación si el dinero que deberíamos destinar a descubrir nuevas enfermedades o a mejorar las energías renovables se utiliza para pagar el sueldo de los curas.

En los países industrializados no hay una casilla a favor de la Iglesia para subvencionar las creencias. Queremos aparentar ser un país modelo cuando las leyes las dictan los obispos y no la Constitución. Cuando las medidas para crear empleo consisten en rezar conjuntamente a la virgen de la Macarena. Cuando se pide a la virgen de Atocha algún brote verde.

No se puede entrar en el G8 si se cortan las calles a petición de gente disfrazada y no se puede luchar por los derechos. Si seguimos así, nunca seremos un país del Primer Mundo.

lunes, 14 de abril de 2014

Zapatos y trajes

Sepa señor Camps, y demás compañeros fanáticos de la moda: Son los zapatos, y no los trajes, los que nos ayudan a conocer la clase social de la que proviene una persona. Mi abuela me decía que también afectaba a este examen la limpieza de los mismos. Hay gente que está descalza. También hay niños que llevan zapatillas de tela sin calcetines en pleno invierno. Existen famosas que combinan los botines con los shorts. Gente que utiliza de forma indiferente las botas de agua o las sandalias. Los distintos tipos de calzado indican muchas cosas de una persona.

Observar. Después de mirar el suelo, conviene comprobar el cielo. Los accesorios de una persona, lo que tenga a la vista. Por ejemplo, las llaves del coche. Indica la importancia que le da al dinero. Las fotografías o los dibujos de los niños señalan la devoción por la familia. También está el desorden absoluto. Esa es mi vida, pero es un truco que utilizo para despistar al personal. Junto a mí, mi USB: una regadera de color azul.

Los trajes de Gürtel serán donados a organizaciones sociales. Por fin, las ayudas de los políticos llegan a alguna parte. Me pregunto si el señor Camps y sus it friends incluían los zapatos en el lote. Aunque creo que no sabían que la clave del éxito residía más abajo del bolsillo, donde ellos no miran nunca.

jueves, 3 de abril de 2014

Las niñas que no querían ser princesas

Recuerdo hace unos años que una compañera de trabajo tenía una duda existencial. Su hijo, que entonces tenía tres años, quería disfrazarse de princesa durante la fiesta de carnaval de su colegio. Una jornada en la que la gente aprovecha para disfrazarse de lo que no es, independientemente de que quiera llegar a serlo o lo hagan por pura ironía. La madre estaba entre dos tierras. El miedo al rechazo social se enfrentaba en el ring a la igualdad de género.

Dejar de lado la estupidez humana es una tarea bastante ardua. Todavía nos dejamos guiar por los estereotipos y los convencionalismos. Los catalanes son tacaños, los aragoneses cabezotas. Los niños tienen que ser presidentes de un país. Las niñas tienen que soñar con ser princesas.

Con el objetivo de romper las cadenas sociales, que atan demasiado fuerte, la fotógrafa Jaime C Moore retrató a su hija como las grandes heroínas y no como una princesa rubia sin ideas.

Aquí podéis ver su trabajo: http://www.jaimemoorephotography.com/2013/05/09/not-just-a-girl/

Las niñas no quieren ser princesas. Quieren ser pilotos, médicas, abogadas, ingenieras, presidentas.....

P.D. Finalmente, mi compañera se decantó por un disfraz "más masculino".

martes, 18 de marzo de 2014

La leyenda del Hilo Rojo del Destino

Cuenta una leyenda que a las personas que están destinadas a conocerse les une un hilo rojo. Este hilo, por desgracia, es invisible a los ojos de los humanos, al igual que sucede con los rayos infrarrojos. La hebra, que está atada al dedo meñique, que conecta directamente con el corazón, acompaña a las personas desde el nacimiento. Ésta puede estirarse, desarrollar nudos o revolverse, pero nunca se rompe. No importa la distancia que separa a estas personas, ya sean dos enamorados, hermanos, padres o amigos. El hilo es tan flexible que puede alargarse de punta a punta de la Tierra.

El origen de esta historia es de dos zonas del planeta: China y Japón. Según dicen, es el abuelo de la Luna el que une los dedos de los recién nacidos con las personas importantes que les guiarán en su camino.

Esta fábula también intenta explicar los grandes amores de la vida. Aunque, la leyenda nunca especifica que sea solo uno. Una persona puede estar unida a más de una decena de personas a la vez. Tendremos que tener paciencia. Encontrar los extremos de nuestro hilo no parece una tarea fácil.


lunes, 17 de marzo de 2014

Te hubiera llegado a amar

Paisaje inhóspito. Frío. Un trozo de hielo. Un oso blanco encima. La soledad no buscada. Permanecer, que no estar, sobre un trozo de hielo en medio del mar. Estirar la pata y notar el agua. Rápidamente posar la pata sobre el hielo. Levantar el hocico y contemplar el cielo. Observar. No saber dónde se está. El deshielo. A gran velocidad. La falta de conciencia. Sube el nivel del mar. Se puede comprar la contaminación. El calentamiento global, del que todos hablan, provoca que la población de osos polares tenga que mudarse con frecuencia a espacios más fríos, pero, a veces, se quedan en mitad del camino, en medio de la nada.

Viajar sin rumbo. Llegar a algún lugar con el corazón, arrastrado por la corriente. Estar en cualquier parte. En una zona ocupada. Que te disparen. El alma helada: "Te hubiera llegado a amar". El hielo se convirtió en agua.



P.D. El cambio climático está provocando un alarmante deshielo y, como consecuencia, un aumento del nivel del mar. Los trozos de hielo de las grandes zonas heladas se resquebrajan. A veces, algún oso polar queda aislado en una pequeña superficie. Viajan desde el círculo polar Ártico a zonas habitadas. Fin de la vida, fin de la historia.

Más info: http://www.savethearctic.org/es


viernes, 14 de marzo de 2014

¿Cómo vivir?



 Me mandan una enigmática carta con una pregunta. Repetida a cada segundo. ¿Cómo vivir? 

Se trata de un juego. Cada persona tiene que enviar la respuesta a lo largo de los meses de marzo y abril. Una pregunta, muchas respuestas. No por mi parte. De momento estoy en blanco, al igual que la tarjeta que viajaba en el interior del sobre. Espera ser escrita.



Intento vivir buscando mi lugar más feliz del mundo. 

Se aceptan ideas.

viernes, 7 de marzo de 2014

Mi interés por los súper héroes

Leo. A mí no me interesan los súper héroes, me interesan los supervivientes.
La reflexión posterior es mía: El título de héroe o villano lo otorgamos los testigos. El cartel de superviviente lo escribe uno mismo. Lo trazan las líneas de la vida. Por ejemplo, los inmigrantes que sufrieron la agresión de la guardia civil son supervivientes. Algunos. Otros no lo consiguieron. Y, sin embargo, todavía nadie ha dimitido.

He estado en numerosas manifestaciones en las que han disparado pelotas de goma. Aunque Cristina Cifuentes solo diga que este sistema solo se ha utilizado en ocho de todas las protestas que se han celebrado en la capital, más de una por día. Dan miedo. Duelen. Mucho más cuando no sabes nadar y te encuentras dando brazadas en el agua.

Otra vez, nos hemos olvidado de los derechos humano. Otra vez, los villanos andan sueltos.


miércoles, 29 de enero de 2014

La parte del cerebro que nos hace humanos

Érase una vez un delfín. Un delfín albino. Un mamífero rosado. Después los humanos robaron el delfín rosa, similar al robo del conejo rosa de un libro juvenil. Lo apartaron de su hábitat. Lo metieron en una pecera. Dicen que tienen más probabilidades de sobrevivir, ya que en el agua salada de donde venía tenía muchas más posibilidades de ser capturado por los depredadores que el resto de sus semejantes.

Del mar paso a la tierra. Me acuerdo de la desgracia que supone ser albino en África. El miedo de los ciudadanos europeos de los chinos. Los ataques indiscriminados del Ku Klux Can, del de hace décadas, y del actual, aunque no se llama así, en países como EE.UU. Veo el odio en muchos ojos. No encuentro la parte del cerebro que nos hace humanos.

Leo en otro sitio que la madre del delfín fue masacrada junto a otros ejemplares en Japón. Hasta entonces el pequeño mamífero nadaba siempre a su lado, y ambos formaban parte de un grupo. De un conjunto de animales semejantes que se cuidaban unos a otros. Después, cuando el agua dejó de ser azul, se vio solo. Rodeado de asesinos. Aislado en cristal. Dicen que está protegido. Cuesta creerlo cuando su mayor peligro son los humanos. Debe de ser esa parte del cerebro que nos hace humanos la que incita a algunos a matar, a aislar y a mofarse del sufrimiento de los animales.



viernes, 24 de enero de 2014

No creamos fármacos para indios

El consejero delegado de la todopoderosa Bayer, marca que,por ejemplo, fabrica aspirinas, ha confirmado lo que todos sabíamos. En el campo de las pastillas, y en el de la vida. Dice: "No creamos medicamentos para indios, sino para los que puedan pagarlo". Habla mientras los billetes se le caen de los bolsillos. Cuando él quizás no sepa que el amor tampoco se paga, ni la amistad... Ni la vida.
Es correcto ser ambicioso, querer ganar dinero. Nadie comienza un negocio o lo mantiene sin el objetivo de vivir desahogado, obvio. Pero sí que pueden ser diferentes los márgenes de beneficio. Por supuesto puede poner en práctica la responsabilidad social.

Nuestra sociedad se vuelve cada día más materialista. No vales nada si no tienes dinero en tus bolsillos. Pero, no te equivoques. No eres tú el que vales, sino tu cartera. Y ahora ya te lo han dicho abiertamente. Dijo indio, pero pudo decir español, o alemán.

viernes, 10 de enero de 2014

Aprender a morir

Lo más difícil de vivir es aprender a morir. Cuando te deslizas a este mundo, nadie te da un manual de instrucciones. Nadie te dice que deberías permitirte ser más feliz, trabajar menos, tener más coraje y pasar más tiempo con las personas que quieres. Estas son las cosas que las personas se arrepienten de no haber hecho. Se lamentan cuando ya es demasiado tarde.

De la vida, uno aprende de a poco. Al igual que sucede con el amor. Es un ensayo error, definirían los científicos. Si tropiezas, te levantas. Si tienes un problema, lo resuelves. Después pasas a una nebulosa. Vuelves al líquido amniótico, y te acuerdas de tu infancia. Los recuerdos. La nostalgia. De lo que se tenía. De lo que se escapa.

Las personas huyen de la muerte porque nadie las prepara para el vacío, para la incertidumbre de esa nada. Sentimos pánico a la eterna levedad. Aunque ya no importe nada. Invocamos a los espíritus para que la transición allá donde vayamos sea fácil y poco dolorosa.

Aprendemos a vivir, pero nadie nos enseña a morir. Tampoco se aprende a vivir sin los que no están. Solo queda seguir.

jueves, 2 de enero de 2014

Money, money, money

Un estudio publicado, para que los humanos se consuelen, revela que el 70% de las personas que les toca la lotería pasados un par de años tienen menos dinero que antes de que ganaran el premio. Me lo cuentan mientras me rasco los ojos por no poder dormir la siesta. Vuelta al trabajo. Por lo visto, la gente deja de trabajar y, como nunca han estado acostumbrados a tanto dinero, gasta sin parar. Hasta que están a cero.
Bueno, yo no lo he vivido, ya que nunca me ha tocado nada. Ni siquiera he ganado el bingo en el que juegan señoras mayores con problemas de oído. Eso sí, ya había tenido la precaución de despedirme en el trabajo como si me hubiera tocado. En estos momentos, en vez de estar frente a la pantalla con un Madrid lluvioso a mis espaldas, estaría dando la vuelta al mundo, de las de verdad, no las que ofertan las agencias de viajes.



De hecho, sigue mi compañera, los expertos recomiendan acudir a un experto para saber dónde es mejor invertir. "Te lo digo por si te toca la de El Niño", me avisa. En fin, ya tengo asumido que me tocará trabajar un  año más y espero no ser más pobre dentro de unos años. Aunque con tanto recorte.... No creo que sea culpa del juego.