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jueves, 24 de marzo de 2011

De todas las decisiones equivocadas

El Ser vuelve a centrar mis debates. Yo asumo que en cualquier momento Punset se presentará en mi casa y dará su opinión sobre el tema del día. No tengo dudas. Pero hasta entonces los que tenemos el turno de palabra somos los que estamos reunidos en torno a la mesa, como si tuviera las respuestas a todas las preguntas. Desde aquí aprovecho para invitarlo.
Los debates, al principio, siguen un cauce normal, incluso se suele respetar el turno que cada uno tiene para expresar su opinión. (Los que pensaban que era tipo Sálvame se equivocaban)
Eso ocurre hasta que alguien da con la frase. La de ayer "hay que asumir que nunca tomamos la decisión acertada". Estas letras juntas tienen un sentido muy apocalíptico. Pero, tiene parte de verdad, ya se sabe que la verdad universal dejó de existir hace mucho o, quizás, nunca fue capaz de presentarse al mundo.
La decisión es la incorrecta en la medida en la que no sabemos qué pasaría si hubiéramos elegido otro camino. ¿Pero por eso debemos teorizar en que es la peor decisión? Es posible que si pudiéramos probar muchas más opciones habríamos comprobado que la que tomamos era la decisión correcta o, en su defecto, la menos mala.


No obstante nunca se sabe el peso de una decisión hasta pasado un tiempo. Vale, sé que hay gente previsora que escribe en un papel las posibles opciones que tiene en cada caso, ponderando lo positivo y lo negativo. Además luego hace algún dibujito de alguna flor o hasta un power point con ositos. Yo alguna vez reconozco que intenté utilizar ese método, pero en vista que lo único que hacía era tirar siete papeles a la basura que sólo retrataban la algarabía de mi cabeza dejé de hacerlo. El otro motivo fue porque me percaté que si todos hacemos lo mismo de aquí a dos años nos quedamos sin Amazonas.


El caso es que en contraposición a la teoría de que las elecciones nunca son las correctas hay una segunda idea. Este planteamiento nace del colectivo de las madres, por lo menos de la mía. "Todo pasa por algo", consuela siempre. Y sigue: "Eso es porque viene algo mejor".

Yo, con los años, me he formulado mi propia creencia. Lo que pasado el tiempo analizamos con lupa y nos confiesa que fue un error es lo que más te hace crecer, aunque muchas veces sea complicado porque se hace arrastrando el peso de los recuerdos. Mi teoría se resume en: De todo y a todo se aprende (Es el consejo personal más valiosos y el único que tengo, pero que amablemente comparto y compartí incluso con personas que sé que lo oyeron, pero nunca lo escucharon). La escritora Irène Nemirosvsky lo resumía muy bien con esta frase: nadie sembraría si supiera de antemano lo que va a cosechar. No pongo comillas porque no es literal. La he escrito yo y espero no haberme liado mucho con la siembra y la cosecha porque admito que no soy muy de campo.

La foto no pega mucho, pero le quita seriedad a lo trascendental del texto porque aquí demostrado científicamente no hay nada.
Volviendo. Voy a cerrar mi teoría. Con los errores se crece, lo que me lleva a pensar que nunca debemos arrepentirnos de lo que hacemos, pero sí ser responsables de ello.

domingo, 20 de marzo de 2011

Un cuento

Ayer volvió a pasar lo que tantas otras veces ocurre. Tras una amena cena en mi casa con mis compañeras de piso, unos amigos y una buena jarra de sangría, hecha made nosotros, la indecisión se apoderó de todos. Lo hizo primero a las 12, que perdimos la noción del tiempo, volvió pasadas las dos, cuando discutíamos los problemas del mundo, y, finalmente, a las cuatro regresó decidida. Tanta palabra para decir que lo que finalmente pasó es que se nos hizo tarde y no salimos de casa. Y eso tras un intenso debate de decidir a qué garito ir a bailar un rato.
Lo más significativo es, en estos casos, que todos los presentes intentamos buscar un culpable. Lo de externalizar las responsabilidades hacia los demás es muy humano. Yo me decanto por el vino como el principal causante del lío, pero demostrado que el vino no puede defenderse, solo dar resaca, se busca un liante de carne y hueso.
Debo apuntar que mi estado para las cinco de la mañana era de ir cerrando los ojos acurrucada en el sofá de mi casa, el mismo que tiene poderes para atraparme todos los días que puede a las cuatro de la tarde. Es que me tiene mucho cariño.En ese mismo estado de somnolencia, uno de los presentes aprovechó para contar un cuento que más o menos espero recordar (y espero que el autor no se moleste por tomarme la libertad de trascribirlo).

Un rey que tenía un precioso reino se sentía muy desdichado. Cada vez con más fecuencia acudía a su consejero en busca de una receta que le aliviara su infelicidad. Su hombre de confianza tras muchos intentos fracasados encontró la solución: "Busca una esposa". El monarca engalanó su palacio para celebrar una fiesta que se recordara durante siglos, pero principalmente una verbena que le permitiera conocer a la mujer de sus sueños. Tras hablar con varias candidatas logró conocer a su princesa perfecta: una joven dulce, morena y de ojos claros. Al poco tiempo se casaron. Sin embargo, los problemas llegaron enseguida. El rey dedicaba mucho tiempo a los asuntos de Estado y la reina se aburría. (Aquí llegó mi interrupción de que la historia me parecía machista, pero el inventor, siempre conciliador, propuso que puede ser al revés que se puede cambiar los roles y el rey es el regente y la reina reina).

Presa de las horas libres, la dulce esposa del monarca conoció a un pastor que tras animadas conversaciones se convirtió en el secreto mejor guardado de su corazón. Para encontrarse con su amado, la dama debía atravesar un lago. Ese lago lo custodiaba un barquero y exigía una moneda de oro para cruzar de un lado a otro la orilla.
Uno de los días como consecuencia de las prisa, de esas que te consumen poco a poco, la joven olvidó coger las monedas de oro. Y cuando se disponía a volver al palacio, para acudir a un compromiso con su esposo, se percató de que no tenía nada para pagar al barquero. Desesperada, la reina pidió ayuda a su amante, pero él era tan pobre que no tenía ninguna moneda de oro.
La monarca decidió entonces cruzar el lago por uno de los puentes. Y allí en mitad de la pasarela fue asesinada por un loco.

Ante la sorpresa de todos por el cuento viene la moraleja: ¿Quién es el responsable de la muerte de la princesa? Quitando la responsabilidad del loco que la asesinó, que es el culpable del hecho. Busquen la respuesta.

jueves, 17 de marzo de 2011

Redes sociales

De un tiempo a esta parte las relaciones sociales ya no son cara a cara o face to face. Ahora son vía pantalla. Antes cada persona tenía una media de 50 amigos, hoy agregamos gente en el facebook sin conocerla para simular que somos de lo más popular. Fulanito tiene 300 amigos, Menganito 350. Añadimos en nuestra lista de contactos a personas que si nos las encontramos por la calle ni siquiera reconocemos y mucho menos nos tomaríamos un café con ellas.

En las redes sociales tenemos agregados hasta gente que nos cae mal. De hecho, creo que hace más ilusión recibir una solicitud de amistad de una de esas personas que de un amigo íntimo que no veíamos desde hace tiempo, bueno creo que es un poco exagerado, lo sé. Incluso cuando nos agrega alguien que nos cae mal hacemos el ritual de juntamos con una amiga, es mejor criticar en grupo: "¿Has visto  lo gorda que se ha puesto?, Qué fea está o ¡Qué vieja, aparente 20 años más de los que tiene! En este último caso la frase funciona excepto para aquellas personas que aparentan tener 50 años cuando tienen 20. Existen.

El tema de las redes sociales, que ya no podemos vivir sin ellas, llega más lejos. Cada día dedico más de una hora a actualizar desde el facebook hasta el blog pasando, de vez en cuando, por tuenti. A la vez que leo los periódicos digitales y compruebo mi correo. Y he de reconocerlo: Estoy enganchada.
Por el momento no he caído en el absurdo de contar con detalle mi vida, todo llega. Pero por ahora no soporto esa gente que escribe: Me he levantado, he desayunado dos tostadas y un café con leche y he ido al baño. Con esta declaración lo único que sacas en claro es que desayuna los Activia de José Coronado.
También está la opción del facebook de poner: Hoy me suicido y gente que enseguida pone su me gusta. De hecho hay competiciones de dedos para ver la rapidez de los usuarios. Hay veces que no has terminado de escribir la frase y ya tienen un "me gusta" y si me apuras un comentario. Telepatía.

El último fin que quiero destacar de las redes es que ahora se añaden en los CV, en el apartado comunicación 2.0. Para que sepan que somos socialmente activos y que dominamos las tecnologías, aunque a veces sólo sea para subir las fotografías festivas de los fines de semana. Así que amigos tengan cuidado porque hoy ya la vida es pública y cualquiera puede conocer tu pasado y tu presente a golpe de click. Y sería una pena que no contrataran a alguien por alguna foto de esas comprometidas.

En fin, voy a continuar con mi actualización social.

miércoles, 16 de marzo de 2011

1.000 grullas para los ciudadanos japoneses

Atracar un banco

En uno de mis extraños debates del día, discutía los diferentes castigos para diferentes delitos. Primero los más graves: Asesinatos, violaciones. Con los que te viene a la cabeza la frase ¡Que le corten la cabeza! Pero que en un lenguaje más jurídico se sustitiye por una condena de unos 15 o 20 años (aproximadamente, no me las quiero dar de jueza). La sociedad más o menos está de acuerdo en el castigo en estos casos. Pero una vez ya superados los más graves. ¿Cuál es la sanción para delitos considerados menores?

Mientras piensan la respuesta les cuento una curiosa historia. Un ladrón decidió entrar en una casa a robar. En el interior se encontraba una mujer que se engalanaba para ir a una cena con su marido (imagino que cansado de esperarla estaba tomando algo en el bar y compartía, tras unas cervezas de más, sus sentimientos con el camarero). La mujer llevaba puesta una mascarilla verde, como las de las pelis, en la cara y cuando oyó que alguien andaba en casa se metió en uno de los armarios (véase vestidor) de su casa. El ladrón, pensando que estaba sólo en la casa, abrió el armario en el que se refugiaba la mujer. Y al ver a ésta con la cara verde, quizás pensó que era un marciano, sufrió un infarto. Parece ser que el ladrón faltó a algunas clases de robos en casa: Cuando te encuentras a los dueños dentro de un armario con la mascarilla anti-aging en la cara.

Tras este paréntesis, puntualizó un poco más la pregunta: ¿Cuál es el castigo para alguien que roba a un banco? ¡Ni que fuera tan fácil! Además de las medias en la cara, que estoy segura luego te dejan marcas, necesitas una pistola de juguete y dominar la situación, como mínimo. Opino que si fuera tan sencillo mucha más gente ya lo habría intentado. Con otras técnicas más innovadoras: mejor con leggins que están más de moda que las medias.


Y el castigo. No sé, no lo tengo muy claro. ¿Cuál es la condena para un ladrón que roba a otro ladrón?

martes, 15 de marzo de 2011

Días de lluvia

No sé si a ustedes les pasa lo mismo que a mí cuando llueve. Una sensación rara se apodera de mi cuerpo que se queda anclado en un profundo letargo. De esos que tienen los osos que les hace quedarse en casa durante el largo invierno.

La lluvia me gusta, pero vista desde las ventanas. Cada gota traslada a mi mente una extraña sensación de melancolía que suele desaparecer cuando el sol decide volver al trabajo. ¡Hasta él parece estar en paro o en huelga! No le culpo.
El mundo vive unas jornadas grises tras el tsunami que azotó Japón. A ésto se debe añadir la fuga radiactiva de las centrales nucleares, que a estas horas es una realidad. El primer ministro nipón se apresuró a decir que era la peor crisis que vive Japón tras la segunda Guerra Mundial. Sin embargo, auguró, sin tener a mano mi bola del futuro, que no será la única.

En los días de lluvia, mi corazón se llena de sentimientos de desconfianza y decepción. La humanidad demuestra, una vez más, que olvida lo que quiere olvidar. Siempre se ha dicho que la memoria es muy selectiva. El problema de todo ello es que los habitantes de la tierra son conscientes de las situaciones cuando están en las noticias, durante unas semanas, media hora cada día.
¿Quién se acuerda del terremoto de Haití? ¿De Gadafi? ¿De las sequías africanas? ¿Quién? Lo peor es que nos engañamos a nosotros mismos. Que seguiremos sin cuidar el medio ambiente, dentro de unos años la terrible crisis estará sólo en los libros de Historia, nadie recordará que al otro lado de la valla muere gente en busca de una vida mejor. Demostraremos una vez más que la peor mentira es el silencio. Seguiremos callados.

P.D. Pido perdón a mis lectores porque el texto no lleva mucho humor, pero los días de lluvia es lo que tienen.

lunes, 14 de marzo de 2011

Jubilarse a los 101

Coge tu bastón y tus pastillas y a trabajar. Como siga aumentando la edad de jubilación me veo que cada uno de nosotros seremos los encargados de darnos el sermón, ese que habla que la muerte es mejor que la vida, incinerarnos o enterrarnos, cosa que no sé cómo se puede hacer. Por lo menos los jóvenes de ahora, quizás alguno de ustedes tengan suerte. Yo ya me estoy construyendo mi ataúd, lo que no tengo claro es el epitafio. Esta idea me viene porque seguramente no habremos cotizado suficientes horas y necesitaremos algún trabajo extra y de allí vendrá lo de enterrarnos para acabar con todas las deudas que tendremos pendientes con el Estado.

El tema de hoy me viene porque justo estaba comentando con un amigo la cantidad de tiempo libre que tengo. Aprovecho para ir al gimnasio, en vistas que tendré que aguantar mucho tiempo joven, aprender inglés, asignatura pendiente de los españoles gracias a esos profesores nativos que dudan cuando tienen que escribir en la pizarra la palabra tomate. Sí, es cierto. Pero aún así es demasiado ocio. Nunca pensé que diría esta frase.

Los más de cuatro millones de parados que hay en España, además de necesitar el dinero para vivir, porque todavía no se ha vuelto a poner de moda la idea del trueque (Ejemplo: Te cambio una camiseta por medio kilo de peras, otro de acelgas y dos cebollas), necesitan demostrar lo que valen. Lo que se traduce en el sentimiento de ser útil, de que vales. Y más cuando los ciudadanos de a pie tenemos la idea de que hay muchos políticos que no valen, que no son útiles, que estarían mejor tejiendo en sus casas. 

En fin, la gente no es que no quiera trabajar, lo está deseando. En parte porque no quiere jubilarse a los 100 años y también porque necesitan sentirse útiles y tomar en la oficina los cafés del descanso mientras comentan lo difícil que está todo.

P.D. Hoy no cuelgo foto, porque no puedo imaginarme a una persona tan mayor trabajando. Espero que nunca lo tengamos que ver.

viernes, 11 de marzo de 2011

Just because it´s Christmas

 No, no me he vuelto loca. Sé que, por desgracia, todavía faltan muchos meses para la llegada del amado verano y un par de semanas para la primavera. Pero el título de hoy es: Sólo porque es Navidad y todo lo que ello conlleva.  Me refiero. Sólo porque estamos en estas fechas debemos de dar lo mejor de nosotros mismos, superarnos como personas. Pero solamente en esos días. El resto del año podemos ser unos cretin@s, unos mentiros@s y todo lo que se nos ocurra. Pero en Navidad, no. Y no se crean pero por desgracia hay mucha gente que se aplica muy bien estas cosas. Que todo sirve de excusa. Como la frase: "No es que yo soy así". "¿Así cómo?". Digo. Porque todos somos muchas cosas.

La introducción me viene al caso para todos las fechas, inventadas por nosotros mismos, que celebramos: El Día de la Mujer, el pasado ocho de marzo, el Día del Medio Ambiente. El resto de las jornadas ni somos mujeres, ni tenemos que cuidar de la naturaleza. ¡Ah, se pasó el día! Me consta que la idea de establecer jornadas temáticas no viene con mala intención, pero sí para que los políticos demuestren que ya hacen suficiente. Ellos piensan: No podemos hacer más, pero podemos dedicar un día a la causa.
La historia de los días de algo sería mucho mejor si viniera acompañada de otras medidas, de otras iniciativas, de propuestas reales.

Ojalá podamos dejar de celebrar el Día de la mujer, puesto que significará la igualdad definitiva entre hombres y mujeres. Pequeños detalles como cobrar lo mismo, pagar lo mismo en la entrada de las discotecas, que aunque muchos hombres no lo crean es un signo de machismo horrible. Utilizan a las mujeres para atraer a los hombres a los bares en pleno siglo XXI. El día en que a las mujeres no nos pregunten ¿Cómo concilias tu vida personal, el cuidado de los niños, y la profesional?. La respuesta, por si no la saben: ¿Y tú, tu vida profesional y tu estupidez?. Y no se crean que esas preguntas las suelen hacer los hombres. No, las hacen las mujeres. A veces el peor enemigo son las mujeres. Esas que han interiorizado comportamientos machistas e historias de príncipes azules.

Cuando  llegue esa fecha, para que nos vamos a engañar, el Día se seguirá celebrando, porque no podemos quitarles el mérito a nuestros dirigentes de lo único que saben hacer: instaurar celebraciones.

martes, 8 de marzo de 2011

Los dulces de 1,5 millones de euros

Hoy voy a escribir sobre una noticia bastante curiosa que he leído en el periódico de Aragón. El artículo reza, nunca mejor dicho, sobre el robo que han sufrido unas mojas de clausura en el monasterio de Santa Lucía en Zaragoza. Lo curioso es que el importe asciende a, redoble de tambores, 1,5 millones de euros.
¿No deberían de dedicarlo a obras de caridad en vez de tenerlo encerrado? Qué bonito es darse cuenta de otra estafa, ¡no tiene precio!.
Con los tiempos que corren, ¿Quién no tiene ese dinero en casa? Vaya, yo, por ejemplo, no!
Además del misterio, tipo Cluedo, del robo sufrido en el Convento, que bien se podría convertir en un best-seller, la siguiente pregunta es:¿De dónde han sacado tanto dinero? La cantidad de dinero encontrada es, cuanto menos, llamativa. No sabía que los dulces daban para tanto, creo que tenemos en muy alta estima al negocio del tráfico de drogas o de armas. Seguro que ahora los mafiosos comienzan a hacer rosquillas.

El dinero se encontraba en billetes de 500 euros en bolsas de plástico. Es posible que se tratara del fondo común del Convento, como el de los pisos de estudiantes.
Conversación:
- Sor Ana: He cogido un billete del fondo que tengo que hacer un recado.
- Sor Cristina: No te preocupes, yo también cogí uno la semana pasada y todavía no me ha dado tiempo a devolverlo.

En fin, que no me gustaría ser la encargada de tener que contarlo. Menudo lío.... no que faltan 300.000 euros. Nada, vuelta a contar!

Sería curioso ver la cara de las monjas cuando se enteraron de que faltaba el dinero. Me voy a informar sobre los requisitos que se necesitan para entrar en el Convento y sobre todo cómo se reparte el dinero!

lunes, 7 de marzo de 2011

Fútbol, dos pinchos y una caña


"Fútbol, dos pinchos y una caña y se nos olvida todo". Con estas palabras resumía mi monitora de clase de Pilates nuestro país. En unos tiempos en que los ciudadanos se preocupan más por el nuevo límite de velocidad o por fumar o no en un bar que por el aumento de la edad de jubilación o por la malversación de nuestros políticos. Preguntamos primero por el resultado de un partido que por las cifras del paro. Y si puede ser en un bar, mucho mejor.

Siempre lo he dicho. En nuestro país, los bares se alzan como referentes a la hora de tantear la opinión pública. Es el eje principal de los debates, muy por encima, y más acalorados y realistas, que los que se celebran, con muchas abstenciones, en el Congreso y en el Senado.

En España, el deporte universal de las tapas y cañas funciona como un somnífero para la población. Un dulce que permite olvidarnos de lo amargo de la vida.

La tertulia en clase ha ido más allá: "Es que los españoles somos muy buenos". No creo que ni los egipcios, ni los tunecinos, ni franceses sean peores sociedades que la nuestra por defender en algo que creen, por luchar para evitar trabajar hasta los 90 años y poder disfrutar algo de la vida.

En fin que sorprende las enormes críticas, pero todavía más la pasividad. Y mucho más que la gente se quede en las medidas envoltorio y no en las reales, las que de verdad nos van a afectar. Si alguien quiere discutir más la idea puede encontrarme en el bar.

miércoles, 2 de marzo de 2011

De compras en el avión

Sí, sí, los productos a mejor precio están entre las nubes. O por los menos, éso es lo que dicen siempre los azafat@ o dependientes, porque es una profesión que ya no se entiende la una sin la otra. Pero, hay que puntualizar que algun@s lo hacen mejor que otr@s. Ya se sabe, lo de coger el micrófono y ofertar productos como si se tratara de una feria, es todo un arte. Además, la música que acompaña al momento de ventas, que es prácticamente la duración completa del vuelo, salvo el momento de despegar o aterrizar, es de esas que te da dolor de cabeza.
De hecho, el billete debería incluir, además de la facturación de las maletas, unas aspirinas para evitar situaciones de estrés. Lógico que luego la gente provoque incidentes, con la melodía en la cabeza, cualquier cosa.

La verdad es que nunca he llegado a comprar nada de lo que venden en los aviones. Y no es que la oferta no sea amplia: colonias, productos de maquillaje, tabaco, juguetes. Todo muy necesario en caso de que el aeroplano se estrellara en una isla desierta. Está claro que lo primero que necesitaría sería la raya negra y un pinta labios rojo, rojo.¿Quién lo pone en duda? ¿Cómo si no ibas a conseguir atraer a los peces del mar? Si es que....
En fin, la cosa es que el abanico de ofertas se ha ampliado en los últimos años. Desde sorteos, entonces el avión se convierte en un bingo con viejas bebiendo patxarán (Otro día hablaremos de esa gente que se bebe una botella de whisky para dos horas de vuelo y te dan la brasa todo el viaje), hasta calendarios. Sí, sí de esos de los bomberos pero con azafatas. Pero lo pero llega con la insistencia de los azafatos para que compres doce meses de aviones y su tripulación sin ropa. Por supuesto, sólo mujeres.
-¿Pero que no vas a comprar el calendario?, me insistieron una vez, con la mirada de compra que es un gran chollo ¿?.
- Pues no, quizás cuando se lleven medidas de paridad y salgan el mismo número de hombres y mujeres desnudos.
Ya no me increpó más.

martes, 1 de marzo de 2011

Carnaval, Carnaval

Creo que el título ya lo dice todo. Estamos de nuevo en Carnaval, una festividad que celebro en caso de que me acuerde, más o menos cada diez años.
El caso es que me voy unos días fuera de Madrid de fiesta con unas amigas. Y ya empiezan el problema más importante: ¿Qué disfraz ponernos? Puede parecer simple, pero resulta bastante más costoso que escoger el traje de novia. No, nunca me he puesto un traje de novia. Pero en esos casos te suelen pagar el vestido, ya sabes que tienes que ir de blanco, vas a ir guapa y no llevas la cara pintada.
Pues eso, que ya estábamos con la brainstorming (queda más internacional, aunque vayamos a una ciudad pequeña) y salieron los típicos atuendos: movida madrileña, marineras, galletas, fichas de parchís... Todo muy visto. Lo importante en Carnaval es ser original, dar un paso más. Con las propuestas de los disfraces nos dimos cuenta también de nuestras limitaciones.
1. Barato que se traduce en que lo tendremos que hacer nosotras mismas. Opción B: pedirle prestados unos trajes a Camps que seguro que no le importa que tiene muchos. De hecho, le hacemos hasta un favor si se los quitamos de en medio.
2. Que no llevemos la cara pintada. Normal. Si el maquillaje cuesta quitarlo a la vuelta a casa tras una gran fiesta, la cara entera equivale a pintar las sábanas. Además de ir perdiendo color cada vez que saludas a alguien con dos besos.
3. Ir guapas. No seamos ingenuos. El fin último de un disfraz es que en los bares te inviten a algo y que los camareros no se asusten al verte. Esta condición es muy importante porque sino te gastas el dinero del disfraz y el de las copas...
4. Que no sea típico: Este problema se resume en no ir ni de estudiante, ni de enfermera, ni de payaso... ya se sabe. Muy visto
5. Algo que se entienda: La gracia de un disfraz es que se sepa de qué vas y no tener que ir explicando uno por uno el tema. Ah!! ahora sí lo veo, dicen. (Nota mental: ¿Qué vas a ver tú con el ciego que llevas?)

En fin pues tras trescientas propuestas que si ir de negritas de gospel, de la movida madrileña, de renos( ¿? No sé, una idea más) o hasta de princesas de barrio, finalmente encontramos un disfraz perfecto para nosotras. No puedo desvelaros cómo es. Ya os he dicho que la elección es más complicada que la del traje de novia y seguro que si os lo digo alguien se copia y nos fastidia la idea.