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domingo, 28 de junio de 2015

La suerte está echada

Si se quiere analizar la situación griega, uno debe empezar por el principio, por el nacimiento de su civilización, de sus templos y de la tan nombrada democracia. Piedra a piedra se construyeron sus famosos y atractivos monumentos; y piedra a piedra fueron saqueados por Reino Unido y Alemania, al igual que ocurrió con los tesoros de múltiples países. Día a día, los griegos demuestran que son capaces de mantener, conservar y gestionar su propio patrimonio histórico, algo que no debería suceder porque tendrían que permanecer anclados a sus tierras y no en fríos museos lejanos.

Grecia era, y es, un país digno, pero también pobre, debido a su historia más cercana y su situación geográfica. También pudo influir que perdonó parte de la deuda a ¡Oh, sorpresa! Alemania http://www.abc.es/tecnologia/redes/20130522/abci-grecia-espana-deuda-alemania-201305220933.HTML, algo que también hicieron otros países periféricos que han vivido situaciones de asfixia y no han conocido la solidaridad de sus compatriotas.

Años después, entró en la Unión Europea, cuyas bases son palillos, ya que la han configurado tan solo en una moneda común y libre circulación (que no se pensó en las personas, aunque es muy útil, sino más bien en las mercancías, recuerden que en sus inicios estaba pensada para poder transportar el carbón y otros materiales), y nunca en unos criterios fiscales similares, ni en una Constitución común que se aplicó mucho después. Y aquí viene otra curiosidad: La Constitución Española solo se ha reformado dos veces: una en 1992 para aprobar el sufragio a los extranjeros, exigencia de la Unión Europea, y otra en 2011 y, sorpresa otra vez, ya que se hizo por exigencia europea. En este caso, la reforma afectó al artículo 135, relativo a estabilidad presupuestaria. Traducido: la primera obligación del país es devolver el dinero prestado y no socorrer a sus ciudadanos. Punto y final y volvemos a Grecia. Porque las cuentas para cumplir con los requisitos de acceso a la entrada a la Unión Europea eran medio verdad y medio mentira. Y aquí, señores, tampoco nadie se percató del error. O si lo hicieron, pero no les interesaba arreglarlo.

Las arcas del Estado Griego comenzaron a estar llenas y los sucesivos gobiernos (de derechas y de centro izquierdas) se dedicaron a establecer una red clientelar (algo similar a lo que pasa en Andalucía). Porque el dinero llegaba en barcos, aviones y transferencias, pero nunca hubo un mecanismo de control sobre las ayudas, al igual que sucedió en España o en cualquier otro país ¿acaso creen que la corrupción no existe en Francia o en Alemania? Estos gobiernos y demás personas deberían ser juzgadas, tendrían que devolver el dinero con intereses y acabar sus días en la cárcel, sin lugar a dudas. Al igual que muchos otros dirigentes, e insisto, que no solo griegos. Y nunca debería ser castigado el pueblo.

Cuando Syriza ganó las elecciones a principios de año, se comprometió a no vender a su pueblo. Y hasta la fecha eso ha hecho. Intentando negociar, cediendo en algunos puntos y no en otros, las exigencias del FMI, del BCE, y de la Unión Europea, nunca antes demandadas a ningún otro país. Grecia tiene uno de los IVA más altos de toda la Unión Europea y unas de las pensiones más bajas. Dos puntos clave para evitar que la mayor parte de su población caiga en la pobreza extrema. Las exigencias, por cierto, provienen de un grupo de gente que poco se preocupa de salvar la vida de los miles o millones de inmigrantes que cada año fallecen en el Mediterráneo ¿Cuándo los hemos visto a estos dirigentes en la valla de Melilla o en la isla de Lampedusa? La respuesta es nunca. También cierran las fronteras a los refugiados http://elpais.com/elpais/2014/06/18/planeta_futuro/1403107305_844729.html Por cierto, Grecia cuenta con un gran número de refugiados
http://periodismohumano.com/migracion/grecia-segundo-infierno-para-inmigrantes-y-refugiados.HTML y con campos, financiados por la Unión Europea, que recuerdan demasiado a los de la Alemania nazi. Y por seguir preguntando: ¿les preocupa más la devolución de la deuda de un país o que los niños pobres (uno de cada cuatro en España) puedan seguir comiendo en verano?


La exigencia europea a Grecia choca con la propia exigencia que la institución pide a sus mandatarios. Christine Lagarde, http://www.20minutos.es/noticia/2223072/0/christine-lagarde/directora-fmi/imputada-corrupcion- francia/ o el caso más sonado que implica a numerosos dirigentes europeos: http://www.elconfidencial.com/tags/temas/los-papeles-de-luxemburgo-13002/, con los llamados papeles de Luxemburgo. Y..... ¿quién no se acuerda de Rato, director gerente del FMI?

Toda esta gente, que no es ejemplo de nada, exige a Grecia lo inexigible. Quieren chupar la sangre de los pobres, asfixiarlos.

En las negociaciones, frente a ellos, está el gobierno griego, que seguro que tampoco es un ejemplo completo, ya que nadie lo es, pero en este tiempo nunca se ha arrodillado. Ha defendido a su pueblo y ha declarado que realizará un referéndum (propuesta que se ha aprobado en el parlamento esta misma mañana) para que sea el propio pueblo el que elija su camino. Algo que nunca hizo ningún dirigente europeo. Grecia puede demostrar que no solo existe el camino de la austeridad (lección que deberían aprender y extenderse a otros países) y que no solo se puede recorrer el camino del pensamiento único.

Ya sabemos la situación de la gente: más pobre, salarios más bajos y empleo precario, Sin embargo ahora hay muchos más ricos que hace 50 años.... algo no va bien.

Yo le perdono mi deuda a los ciudadanos griegos, a los que no perdono son a los criminales que tenemos en las instituciones.

La suerte está echada.

domingo, 21 de junio de 2015

Avísame cuando llegues a casa

Para mí, una de las mejores frases que pueden decirte es: "Avísame cuando llegues a casa". Suelo repetirla siempre que me despido de alguien. En parte porque me preocupo de su camino a casa (y de sus pasos en la vida). En parte porque a veces soy yo misma la que olvido mi destino y necesito que me guíen de camino a mi hogar. Especialmente cuando tomo alguna copa, y eso que había prometido en voz alta, y delante de testigos, que este fin de semana no iba a tomar alcohol, ya que engorda, y no quería ganar ni un gramo porque el martes tengo que entrar en un vestido y simular que mi tripa es una tabla. Toda una oda a la mentira y a los personajes de los libros en los que me veo reflejada, aunque sean replicantes.

Anoche no fue distinto, ya que a mitad de trayecto estuve a punto de pararme en una terraza para coger las fuerzas necesarias con un mojito que me ayudaran a llegar a casa, pero una canción de Alejandro Sanz, cantante que a partir de las 19 de la tarde debería estar prohibido, y acordarme en un momento de lucidez del estado de mis cuentas, me han ayudado a seguir adelante.  Confieso que mi trayecto está sembrado de pruebas. Desde terrazas de garitos y bancos públicos en los que encontrar la levedad hasta salones de bingo en los que ganar o perder cualquier cosa que llevo en el bolso y que sirva para apostar. La tentación es a veces muy difícil de despistar. Porque lo que uno puede hacer en estas ocasiones es, casi siempre, muy poquito. Por eso admito que mañana no me levantaré antes de las 10. Otra vez me olvido de madrugar. Y me doy cuenta de que la vida también es adaptarse a los cambios. Entre ellos no dormir o no llegar a casa, aunque alguien te lo pida. Perdóname si no vuelvo a casa esta noche.

lunes, 15 de junio de 2015

Las gafas y el agua

Acepté que no veía bien, y por tanto que me tenía que comprar unas gafas, el día en que recorría parte de un glaciar en una moto de nieve con un traje similar al que utilizaron los primeros astronautas que pisaron la luna. No es que tenga grandes encuentros con mi subconsciente en momentos límite, ya que mis citas con él tienen lugar en la ducha, pero casi me pierdo y no regreso a casa, y en ese instante lo necesitaba conmigo. De hecho, ese encuentro fue clave para asumir aquello que no quería ver.

Cuando unos meses después me acerqué a la óptica, me disgusté tanto con el resultado de la visita como si hubiera entrado en mi rincón de todas las cosas que no hice o al espacio donde guardo las palabras que nunca me salieron de la garganta. Para ayudarme con mi susto artificial, los profesionales, que imagino no han estado en muchos entierros, porque de lo contrario lloraría hasta el muerto, me decían que ya era mayor para reaccionar así, que no podía ser que me siguieran dando miedo las gotas de los ojos. Que mira ese niño de cuatro años cómo se porta. Pero una no escoge sus miedos. De ser así, hubiera seleccionado un miedo más de moda o más práctico o con el que no hiciera el ridículo cada vez que lo confesara.

Todavía creo que crecer es una trampa mortal, y que no hay un año definido para ser mayor, sino que a ese estado se llega de a poco. Cada uno tiene una fecha diferente para esa meta. Evidentemente mi momento no llegó cuando me compré las gafas. Tampoco cuando hice la prueba de las lentillas y maté el tiempo tomando un vino y después, cuando comprobaron mi agudeza visual posterior a la prueba, no acerté ninguna letra. En la siguiente prueba de lentillas casi me quedo dormida, justo lo único que me dijeron que no tenía que hacer. Durante ese proceso, mi espíritu tampoco envejeció.

Este fin de semana, me compré de golpe mis segundas y mis terceras gafas. Y me acordé de una frase del escritor Julio Llamazares, quien escribe en uno de sus libros: "hay diferentes formas de mirar el agua; todo depende de cada uno y de lo que busque". Supongo que veré mejor con mis nuevas gafas. Pero no es eso. No se trata de cómo se mire, se trata de la forma en que se ve (It is not about how you look, it is about how you see).

jueves, 4 de junio de 2015

La figura de Assata Shakur

Lo bueno de no saber casi nada es que cada día aprendes algo nuevo. Hace varias noches escuché un programa de radio en el que hablaban de la figura de Assata Shakur, una de tantas activistas que en los años 70 luchaba por los derechos civiles de los negros en un país dominado por los blancos y que yo desconocía por completo. Ella vivía en una zona del mundo donde los habitantes de color tenían que viajar en la parte trasera del autobús hasta que una mujer llamada Rosa Parks fue detenida por permanecer sentada en la parte delantera del vehículo y no ceder el asiento a un ciudadano blanco.

Assata vive en Cuba desde finales de los años 70. Huyó allí tras pasar varios años en la cárcel por matar, supuestamente, a un oficial en 1973. Una historia con muchas versiones y que cuesta creer cada vez que vemos en la televisión a un policía blanco (y gordo) disparando a un compatriota negro desarmado y sin justificación alguna; y que después nunca es condenado. Se trata de una imagen que se repite cada vez más en un país que, ironías de la vida, lo preside una persona negra. A raíz de estos graves incidentes, y como no podía suceder de otra manera, muchos ciudadanos se han lanzado a la calle recordando que, al igual que Martin Luther King, tienen un sueño por el que luchar, y la esperanza de que sus hijos no serán juzgados por el color de su piel.

La activista aparece en la lista del FBI descrita como una de las terroristas más buscadas, y por la que ofrecen dos millones de dólares de recompensa. También está presente en los institutos, donde se le recuerda con la frase "manos fuera de Assata" en las zapatillas de muchos jóvenes tras convertirse en todo un icono. A mí me ha recordado al libro Another Country, de James Baldwin, en el que el escritor recrea el drama de los últimos siglos de la segregación racial y de cómo se juzga de forma diferente a los ciudadanos de color. El libro fue publicado, por primera vez, en 1963, el mismo año en el que Martin Luther King pronunció su famoso discurso. Por desgracia, medio siglo después, el color de la piel sigue siendo más importante que el de los ojos.