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martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz año en blanco y negro

Imaginábamos el 2014 con coches voladores y con robots domésticos que se encargarían de las tareas del hogar. Yo me veía en un cohete rumbo a Marte, en el que se servía comida durante el largo viaje con el objetivo de amenizar las horas de vuelo; y resulta que las mujeres tendrán que irse a abortar a Londres como hace 50 años.

Creía que los lápices y los bolígrafos pertenecían a la Historia y que los cuadernos y los libros serían quemados. Pero es la Cultura en general la que arde como sucede en Fahrenheit 451. Se ha convertido en delito pensar. En los colegios, muchos niños se desmayan de hambre. La pobreza todavía no pasó a la Historia. Repite curso.

Pensaba que nuestro sistema de Seguridad Social sería exportado a todo el mundo, ya que es uno de los más eficientes y baratos, pero como funciona decidimos destruirlo.Las exportaciones de toros, panderetas y paellas son las únicas que han aumentado.

Apostaba por la Justicia y su venda ciega. Sin embargo, los asesinos financieros siguen en libertad y en la cárcel entraron los que tiraron dos tartas o los que decidieron manifestarse. Los tribunales de Bruselas reciben día sí y día también casos españoles por no cumplir las normas. Por supuesto, somos la risa de Europa. Esto no ha cambiado.

Pensé que la Infanta Cristina y el resto de su familia iban a pasar el resto de su vida en una isla lejana, pero la gente le toca las palmas mientras baila, como sucede con la Ladrona de Alba.

Estaba orgullosa de la existencia de un salario mínimo hasta que comprobé que en Fukushima son los indigentes los que limpian la zona por 70€ al mes. En España, mientras tanto, lejos de que exista la Justicia Social hay cada vez más ricos y cada vez más pobres. Cerca de 1/3 de la población vive en riesgo de exclusión social. Un porcentaje similar son los niños que viven bajo el umbral de la pobreza.

Resulta que pensaba que con los años se avanza y que no se va hacia atrás, pero España se ha convertido en un Cuéntame real. El 2014 será el nuevo 2064. Feliz Año, en blanco y negro.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Me he comprado perlas

He tomado una de las decisiones más importantes de mi vida. Me he comprado unos pendientes de perla. Usted estará pensando que adquirir dicha joya no es clave en la existencia de ningún ser humano, pero sí lo es. Llevar estos pendientes crea trastornos de personalidad. Ahora veo con buenos ojos la reforma de la Ley del aborto, ya que es pura Economía. Easyjet y Ryanair ganarán muchos millones gracias a sus rutas Madrid-Londres-Madrid. Una buena noticia si tenemos en cuenta que muchos de sus ingresos provienen de los vuelos a Suiza y algunos de sus clientes más representativos llevan meses en la cárcel. Siempre había pensado que las aerolíneas eran negocios poco seguros para invertir, que eran como preferentes voladoras, pero creo que no había visto la oportunidad.

A partir de ahora, mis paseos se reducirán a dar una vuelta por la calle Génova, con mi carné de afiliada  a un partido político, que también es Banco, en una mano y bolso colgado en la primera mitad del brazo, aunque nunca entenderé la comodidad de esa postura, en la otra. Entonces solo me preocuparé de los sobresueldos, de firmar papeles de entidades fantasma y de ver crecer coches de marca en mi garaje sin saber yo nada de eso.

Me casaré de blanco en Los Jerónimos. Cada domingo confirmaré, como hace la revista Mongolia, que he ido a Misa y una vez al año iré a visitar al Papa. Después tendré los hijos que Gallardón, Rouco y Dios quiera, ya que para una mujer el único momento en que puede tomar una decisión es cuando escoge el vestido de tarta que lucirá ante miles de personas. Seré sumisa, y pasaré las tardes por la Milla de Oro de Madrid, sujetando el bolso en esa postura tan rara a la que ya me habré acostumbrado.

Los domingos tomaré una relaxing cup de café con leche in Plaza Mayor con las mujeres de los compañeros de trabajo de mi marido para reírme de los trabajadores y de la pérdida de sus derechos sociales. Por supuesto, pensaré que todos los manifestantes son unos perroflautas que no entienden que todas las decisiones son por su bien. Incluso, quizás, conduzca borracha que es el nuevo Deporte de las altas esferas. Total, me dejarán en libertad en el momento en que vean mis pendientes.

P.D. Yo no les voté, y se me están haciendo tan largos estos años que me empiezo a trastornar.

sábado, 28 de diciembre de 2013

La búsqueda del tiempo

Nunca vas a volver a ser tan joven como lo eres en este momento. Sencillo mensaje para todas las personas que repiten en bucle lo mayores que son. El miedo a envejecer. O el pánico que uno tiene a asomarse de puntillas al basurero del no: repleto de lo no dicho y lo no hecho. Una cacharrería gramatical que permanece cerrada, cuya puerta se entreabre a finales de diciembre y los silencios se escapan a sus anchas.

Para evitar tanta nostalgia en la memoria siempre llevo una libreta donde apunto las cosas que quiero hacer a corto, medio y largo plazo. Es mi guía de viajes, mi cuaderno de vida. Son hojas en blanco que evitan que el futuro caiga en ese basurero monosilábico del olvido. Después puedes enamorarte en París, chupar un trozo de hielo de un glaciar, bailar hasta el amanecer, tomar un chocolate caliente cuando tienes mucho frío o brindar por las cosas más absurdas.

El tiempo sigue su curso. Es a él a quien buscamos. Bajo las estrellas, o bajo el agua de una cascada. A veces lo rozamos con la punta de los dedos. Nos mira. Pero no se deja alcanzar.

martes, 24 de diciembre de 2013

La Navidad de las 48 horas

Durante estos días, la gente envía sus mejores deseos. Se ve dominada por una extraña euforia. De consumo, de amor. Para demostrar todo ello, y porque es lo que no sale de la línea, mandan postales, fotos y todo tipo de material sensible, cual anuncio de Camporfrío, olvidando que dicha marca no es española, sino que es mitad Mexicana y mitad China. La memoria siempre domina a su antojo. La cursilería barata está allá donde mires. Es la Navidad típica de regalos y abetos, y la de cantar 20 veces el mismo villancico.

Para otros, la Navidad dura lo mismo: 48 horas. 2 días, de un año que tiene 365. Son más que suficientes. No hay peor momento para la soledad, a pesar de que siempre es demasiado pesada. Y eso no se traduce por estar solo, sino contento con los que te rodean. En estas fechas no gusta vivir al margen del sistema, aunque se baile el resto del año. Y no lo es porque lo que antes era elección, ahora es obligación.

Me refiero, por una parte, a personas que no tienen dinero y quedaron excluidas de la Navidad por poco consumistas. A los que estarán rodeando una mesa en un lugar que no quieren estar. O se imaginen en un trocito de hielo en la Antártida, porque hasta el más frío glaciar le parezca más acogedor que esa sala. O a los que echen de menos a alguien y no encuentren ni una palabra de consuelo.

Como dice mi amiga: dentro de 48 horas ya no quedará ni rastro de euforia navideña. Y, por fin, dejarán de poner esos anuncios, reflejos de una sociedad, que sólo buscan que gastes, que llores y que te sientas un poco más solo. Ya solo quedan 47 horas...

lunes, 16 de diciembre de 2013

Frente a frente

En la oscuridad de la noche se ven dos ojos. Son de color marrón. Tienen el brillo de la vida, la que todavía existe, aunque a veces sea transparente y demasiado leve. Después están sus manos. Agrietadas. Trabajadas después de recoger cosechas imaginarias. Cuidar a hijos fantasma. Ella es la única mujer en una zona dominada por la testosterona.

Enfrente. Las muñecas, como ella las llama, toman café. Están de guardia con un chaleco rojo. Sus estómagos vomitan decepciones. Nada cura el alma. Frente a frente. Es una valla la que separa sus mundos. Es un muro el que condena a muerte.

Tan cerca, que ni siquiera pueden verse.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La casualidad eterna

Por si no lo saben: Lo más importante para que alguien se enamoré de ti, o para que tú te enamores de él o de ella, es tener la oportunidad de conocerle. Lo que significa que si la casualidad, esa combinación de circunstancias que no se pueden evitar, no se cruza en tu camino es muy difícil que la historia acabe en boda. Esto es lo que hablo en mis clases de Inglés, además de mejorar mis conocimientos de cultura general.

Después, mi profesora me cuenta que conoció a su marido en un paso de cebra en Broadway, en la calle de los teatros y musicales. Ella volvía de comprar un regalo con una tía muy mayor. Él iba solo. Cada uno esperaba en su lado correspondiente la señal verde del semáforo. Cuando iba a llegar a su meta, él decidió seguirla. Ella, acostumbrada a historias más convencionales, no dijo ni palabra. Pero su tía, que además de vieja era sabia, habló por ella. Tres meses después se casaron. Y trece años después, con buena o mala suerte, se separaron.

Cuando conoces a alguien eres tú quien elige si se convierte en una casualidad efímera o en una eterna.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Un cuento de Navidad

Desde hace unos días, los anuncios no tienen piedad. Invitan al consumismo masivo. Por muy fuertes que seamos de espíritu, a veces, es inevitable caer en la tentación. A mí me pasó una vez por culpa de un anuncio de manzanas....También empiezan las cenas. Tengan cuidado, ya que una vez que se va a una es muy difícil salir de la lista de invitados de los próximos años. Es peor que intentar huir de una banda terrorista.

Renacen los buenos deseos, y las historias de héroes anónimos. O héroes archiconocidos, como sucede con el fallecido Nelson Mandela. Un señor con mucha luz, aunque debemos recordar que él también era mortal, y eso significa que su alma también era gris.


Lo que ocurre es que a veces las personas necesitamos creer en algo más allá del Hombre del Espacio. Aunque nos engañemos. Es esa falsa ingenuidad la que nos devuelve un poco de esperanza.
La gente pregunta: "¿Cómo es posible que creas solo la parte buena de la historia?" Porque somos humanos y necesitamos que existan los héroes (de allí el éxito de Spiderman, Superman...), personajes creados de mitad ficción y mitad realidad (y somos conscientes de ello).

La gente necesita ver la belleza de las cosas, aunque siempre esconda una mentira. Se trata de un ejercicio de salud mental.