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miércoles, 11 de diciembre de 2013

La casualidad eterna

Por si no lo saben: Lo más importante para que alguien se enamoré de ti, o para que tú te enamores de él o de ella, es tener la oportunidad de conocerle. Lo que significa que si la casualidad, esa combinación de circunstancias que no se pueden evitar, no se cruza en tu camino es muy difícil que la historia acabe en boda. Esto es lo que hablo en mis clases de Inglés, además de mejorar mis conocimientos de cultura general.

Después, mi profesora me cuenta que conoció a su marido en un paso de cebra en Broadway, en la calle de los teatros y musicales. Ella volvía de comprar un regalo con una tía muy mayor. Él iba solo. Cada uno esperaba en su lado correspondiente la señal verde del semáforo. Cuando iba a llegar a su meta, él decidió seguirla. Ella, acostumbrada a historias más convencionales, no dijo ni palabra. Pero su tía, que además de vieja era sabia, habló por ella. Tres meses después se casaron. Y trece años después, con buena o mala suerte, se separaron.

Cuando conoces a alguien eres tú quien elige si se convierte en una casualidad efímera o en una eterna.

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