Buscar este blog

jueves, 14 de julio de 2011

Alta fidelidad

La fidelidad no es fácil de conseguir. Y menos en los tiempos actuales. La tentación nos rodea y, la verdad, es muy difícil no caer en ella. Aunque en un principio lo intentemos, siempre acabamos cayendo. Con todo este rollo de lo complejo de la fidelidad, quiero destacar que no me refiero a la fidelidad de una pareja o de un amigo, sino a la fidelidad que las personas mantienen con las empresas. Ésta última a veces es más fácil que la de las personas: con unos buenos precios y alguna ofertas está todo solucionado.

Una de las principales formas de fidelización entre las empresas y sus clientes son las tarjetas, de esas que te dan puntos o regalos. Bueno, en realidad nunca me he acabado de leer todas sus promesas. Memorizo tres o cuatro beneficios que me interesan y ya. Imagino que al resto de personas les pasa lo mismo.


Hoy en día si no tienes más de cuatro tarjetas de fidelización en tu cartera no eres nada, admítelo.Ya sea de medios de transporte, de hoteles, tiendas, bares o restaurantes. ¿De qué vas a hablar con tus conocidos? Con lo recurrente que es parlotear de las ventajas de la nueva tarjeta y quedar de informado.
Lo peor de todo es que no sé si es por culpa del verano, pero últimamente me estoy volviendo adicta a todos estos elementos de descuentos futuros, de aquí a diez años porque el tema de la acumulación de puntos es bastante larga. Estoy segura de que cuando sea vieja disfrutaré de todas las ventajas.

P.D. Lo confieso acabo de hacerme otra más...

miércoles, 13 de julio de 2011

Papeles de colores

La obsesión por los papeles de colores comenzó cuando terminó la fiebre amarilla, siglos y polvo atrás. Hasta entonces habían existido de una manera secundaria, en la sombra, porque lo que estaba en alza eran las piedras y los metales preciosos. California comenzó a recibir inmigrantes de todas las partes del mundo en la búsqueda, casi mágica, de las pepitas de oro, del llamado dorado. Sin saber, que esa fiebre, que no se medía en grados, acababa de a poco con la vida, te consumía.

En los tiempos modernos, cuando el oro es un metal accesible a la mayoría de la población , de mejor o peor calidad, apareció pronto la obsesión por los papeles de colores. Algunos de ellos se ganan de forma muy sencilla, aunque pocas veces se ven. En la mayoría de los casos viven en cómodas casas gestionadas por un consejo, no precisamente de sabios, con un alquiler anual y ahora mensual más que elevado.

Lo importante de esas casas es, al igual que en el mundo del ladrillo, que sean más grande que la del vecino. O, por lo menos, que lo aparente. No es sólo serlo, sino sobretodo parecerlo. En la época actual en la que se presupone que la gente está más formada que nunca, en general, la gente sigue teniendo una fe ciega en los papeles de colores, como si pudiera salvarles de lo que vendrá después. Ilusos ellos que aluden a la posesión de esos papeles para entablar una buena amistad, conquistar a un novio encantador o una adorable esposa, cuidar una salud de hierro y alcanzar la felicidad que tantos filósofos buscaron en teorías estelares.

Está demostrado que ninguna respuesta está en los papeles de colores. Aunque cierta gente así lo crea. Para aquéllos que se han visto infectados por la fiebre del siglo XXI, les recomendaría que salieran a dar un paseo, lo más lejos que pudieran, sólo para que se den cuenta de la fantasía en la que viven. Aunque imagino que estarán demasiado ocupados contando sus papeles de colores.

P.D. Hoy no quería escribir de Economía, pero claro era inevitable. Allá cada uno con su fiebre, yo prefiero la fiebre de verdad, de esas que se pasan con un par de días en cama.

martes, 5 de julio de 2011

De lobos y corderos

Esta mañana iba en el autobús. Eso no es novedad, aunque ahora que lo pienso utilizo más el metro. Unas filas de asientos por delante estaban sentados una madre con dos hijos mellizos, un niño y una niña. Como estaba aburrida de dar vueltas en el autobús no he podido evitar escuchar su conversación (la verdad es que lo de escuchar conversaciones ajenas me encanta y lo hago con frecuencia y sin querer. Pero eso no es lo peor. A veces no lo puedo evitar y no sólo escucho sino que también opino).

La conversación, para los cotillas, no era muy interesante porque versaba sobre los artículos necesarios para ir a la piscina. Pero cuando el autobús ha pasado cerca de un descampado, la menor no lo ha dudado y ha afirmado: "¡Mamá seguro que aquí hay liebres y lobos!". Su madre le ha contestado, obviamente, que los lobos no podrían vivir allí porque lo hacen en los bosques. Pero una segunda reflexión me lleva a pensar que en la ciudad existen muchos lobos, aunque escondidos en pieles de corderos.

lunes, 4 de julio de 2011

Gulimia






Con los alimentos me pasa que me gustan todos. No hago ascos ni a verduras, ni a pescado, ni a frutos secos, ni frutas.... vaya se me empieza a caer la baba.... también es porque la hora de comer está cerca. Pero hoy tengo la suerte de que tengo la visita de una amiga y mejor cocinera!! así que tendremos que ponernos manos a la obra a preparar cualquier manjar. De esos que luego recordamos toda la sobremesa: ¡Qué bueno que estaba y qué pena que ya no quede!

Nosotras siempre tenemos visión de cocinar de más para que nos sobre, pero luego, por algún extraño motivo acabamos comiendo unas raciones que podrían ser para cuatro. Seguimos una dieta extraña, que nadie recomendaría. En fin me queda decir: Buen provecho!

P.D. Para los que quedaron con la intriga tras el post de Huertas de verano tengo una nueva planta. Una hierbabuena. Llegó a mi vida para hacer mojitos y se llama Cleo. De momento sigue viva....

sábado, 2 de julio de 2011

Tácticas para ligar

En realidad, existen tantas tácticas como personas forman el mundo. Cada una con sus ventajas y sus desventajas. Y, claro, nadie sabe la más eficaz. Bien es cierto que por unos motivos u otros, algunas personas tienen más suerte en sus aplicaciones cuando pasan de las simples teorías a la práctica en el mundo real.

Técnicamente se dice echar la caña a una persona que está en proceso de conquistar a otra, aunque ciertas personas echan redes. Te agobian, literalmente, y no sólo a ti, sino a todo el bar. Este pescador molesta a todo el bar y se toma unas confianzas que nadie le ha dado."¿Bailas conmigo?", preguntan. "No me gusta bailar, gracias", traducido por lárgate. Y así, una por una. Sin importarle demasiado el color del pelo, estatura, peso, color de ojos, grados de alcohol en sangre...

Otra táctica es la invitación a copas, ahora con la crisis chupitos y da gracias, con tal de que te quedes hablando un rato con ellos. Pero siempre se puede atacar con un "voy al baño, ahora vuelvo" y, de esta manera, desaparecer con la copa. A veces, he llegado a reunir dos cócteles, uno por mano.
Otros regalos frecuentes, además de coronas de princesa, son las rosas. Consejo: desconfiar de alguien que regala flores. Cada una oculta una gran mentira, la vida no es un cuento.

Fuera de los ya clásicos "¿estudias o trabajas?" o "siempre he querido estudiar esa carrera, qué interesante", las chapas que te puede dar alguien son monumentales. Hasta de economía sobre las diferencias entre Keynes vs Hayek. Conversación  muy interesante si no fuera porque son las cinco de la mañana y estás en un bar o cenando y no te apetece que se te indigeste la comida.

Otros métodos, muy extraños, es la gente que se te queda mirando con cara de psicópata durante media noche, para finalmente acercarse y decir "eres bastante guapa" y tú, con paciencia y una sonrisa te ahorras: "Y tú demasiado, que no bastante, imbécil". Y, por supuesto, el clásico de la indiferencia. Paso de él/ ella para que no piense que me gusta y así la tendré comiendo de la palma de mi mano. Ojo, este método a veces da buenos resultados, pero se debe saber el momento en que se debe aplicar.

Otro grupo decide acompañar a las chicas a casa, una cruz. ¿Acaso esperan un premio por ello? Muy del rollo "así te cuido, no te vaya a pasar algo... " Ya sé cuidar de mí misma, gracias. Ocúpate de ti, que bastantes problemas tendrás. Incluso se venden con "te llevo en cohe o moto". Una alegría que la gente tenga carné de conducir, pero yo también lo tengo, no tiene especial mérito.

Lo de la antigua usanza ya no se lleva, por si alguien lo dudaba. Y luego depende de las personas porque hay gente más o menos persistente. Nunca se puede generalizar.
Por supuesto, un elemento clave en el mundo del cortejo son las nuevas tecnologías, que si mensajes de poesía, las canciones, desafinadas nocturnas. o las poesías de esa gente que va del rollo artista.

En fin, ligar mucho este finde y contarnos alguna táctica más eficaz porque estas están ya muy vistas. Ah y recordar que ligar no es acosar!!

viernes, 1 de julio de 2011

Confesiones de una sombra

"Queda la palabra", le decía su sombra. Desde que era niño hablaba con ella, con la confianza que los meses de verano, cuando aparecía, le habían permitido desarrollar. Pocas son las personas que tienen la habilidad de hablar con su sombra. Es necesario saber escuchar el silencio, saber interpretar los gestos. A veces le hacía burla. Otras, en cambio, cuando ella tenía un día complicado se hacía pequeña. A pesar de que no hablaba mucho, ella confiaba en la comunicación entre las personas. Y así, con gestos y con mensajes con las manos, que se movían como pájaros, le transmitía sus inquietudes y consejos al joven.

Lejos de lo que todos pensaban, con el paso de los años, la relación entre la sombra y el joven era cada más cercana. Como dos personas que se van conociendo y se van ganando la confianza a cada mirada. Al principio, ella le ayudaba con los deberes del colegio, pero conforme fue creciendo, ella prefirió estar a su lado, a modo de estatua, sin ayudar demasiado. Quería que el joven aprendiera a tomar sus propias decisiones.

Más adelanté, le ayudó a escoger a su novia, con la que posteriormente se casaría. Una chica pelirroja con pecas en la nariz y en las mejillas, con ojos marrones y mirada ausente, aunque sincera. Ella no sabía porqué su novio, y después su esposo, hablaba a escondidas en el baño. Aunque sí escuchaba los susurros de él. Ella tenía otra habilidad, no menos increíble. Solía percibir con el contacto con la gente el pasado, presente y futuro de una persona.

Parece ironía que ahora, 40 años después, su sombra le recordará que siempre quedan las palabras, cuando ella las utilizaba poco. Quizás, ella se dio cuenta de que a veces malgastamos las palabras con gente que no vale  la pena o las está reservando para un asunto importante, secreto, de esos que son irrelevantes al girar del mundo.

Desde que llegó a esa conclusión, él se volvió economista de las palabras. Las guardaba porque sabía que algún día las acabaría necesitando como ellas necesitan de las personas.