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viernes, 29 de abril de 2011

Él iba en bicicleta….

Cuando se conocieron, él iba en bicicleta. Ella observaba con paciencia cómo giraba la tierra desde los cristales de su ventana, que no siempre permitían ver con claridad. Entonces, él solía hacerla reír con cualquier pretexto, y ella todavía creía en las bondades de este mundo.
Paseaban en el parque al amparo de las hojas de otoño, del sol de agosto o de las gotas de lluvia que revitalizan el alma a finales de año. Bailaban descalzos las melodías que se desprendían de una guitarra imaginaria. Se comunicaban con las miradas de los ojos, sin mediar palabra. Se olvidaban del futuro y de las lenguas ajenas a su círculo. Una figura creada por ellos que desprendía perfección o imperfección, según se mire y según se quiera.
Hasta que un día, simplemente, sus caminos se separaron y dejaron de saber algo el uno del otro. Se dieron cuenta de que no se conocían nada en absoluto.
Él siguió pedaleando. Ella volvió al rincón de su ventana y se percató de que sus cristales estaban algo sucios.

jueves, 28 de abril de 2011

¡Qué vivan los novios!

A mí no me gustan las bodas. Y tengo mis razones, no lo digo al azar de cara o cruz.
Me da pereza pensar en la organización del evento, que, reconozco, tiene sus complicaciones y sus discusiones. De hecho, estoy convencida de que es el peor día para los novios porque tienen que estar pendientes de que todo salga a la perfección.
Un simple fallo o una rosa mal colocada, que en la vida normal no tiene ninguna importancia, en el momento de la ceremonia o del banquete pueden convertirse en toda una catástrofe. De esas catástrofes que como el aleteo de una mariposa, en cualquier lugar del mundo, pueden decidir el futuro de la pareja de otro continente en los próximos años o segundos. Que el menú no salga como se había planeado supone una falsa excusa, pero suficiente para echársela en cara a tu pareja el resto de tu vida. En esos momentos en que las discusiones irreales y las medias verdades se aferran a las palabras.
- ¡La culpa la tienes tú porque te decantaste por el helado de vainilla y no el de chocolate!

La opción para evitar todos los nervios, además de no casarte, es que los novios se pillen el ciego de su vida y estén en el mundo de las mariposas.
Riesgo importante: La novia acabará tirada por el suelo con un bonito vestido gris tirando a negro y simulando que en vez de un casamiento se trata de un funeral. En sentido literal porque se pierde la independencia y porque es posible que le dé por dejar que sus lágrimas inventen un camino en sus mejilla a la par que sus palabras ensalzan la amistad: - Seremos amigas para siempre hip, seguiremos quedando todos los sábados hip.

De nuevo una media mentira. La misma que se responde a la pregunta, esa larga de hasta que la muerte os separa, que, a veces, bien podría cambiarse por, no la conozco literal: ¿Juras amar y respetar [..... *] hasta que encuentres otra persona que te guste más?
Así son las bodas, aunque la pregunta que hagan sea trampa.

A pesar de que no me gusten especialmente las bodas, no voy a decir de este agua no beberé porque me veo trangándome todo el botijo. Y, además, empatizo con los ilusionados novios. Esos que te dan la chapa dos años antes cuando dicen con una sonrisa de oreja a oreja:
- Chicas (risitas), tengo que deciros una cosa, me caso dentro de tres años, en el 2012.... (Las bodas se preparan con mucho tiempo de antelación. El suficiente para enamorarte y desenamorate de tu novio varias veces y que te lo pienses bien)
- Enhorabuenaaaaaaaaaaaaaa (gritan, estupefactas, las amigas a coro)
Y así se pasan los días, semanas, meses y años hasta el día B. De bodorrio. Una jornada que marcará el resto de tu vida....
Así que futuros novios crucen los dedos para que no llueva, no se rompa la vajilla y mantengan a bocazas, siempre hay secretos, al margen y......
¡Qué vivan los novios!

P.D. Con este post no pretendo intentar escaquearme de las bodas porque hay algunas que sí que me hacen ilusión. Es de nuevo, simplemente, un poco de humor.... yo ya me vengaré con mi boda....




domingo, 10 de abril de 2011

Malditos ojos

Toda la culpa la tenían los ojos. Son demasiados sinceros. A veces pierden la coordinación con el cerebro y el alma y se les escapa una verdad. Una mirada se transforma en la palabra que no quieres decir. La que prefieres guardar. La que sabe ocultar el hecho.

La pregunta aparece: ¿Qué te pasa?
- Nada, contestan el aire y los sonidos de la boca.
Pero ya es demasiado tarde, los ojos habían vuelto a traicionarle.

P.D. Para aquellos pocos que saben leer las palabras que salen de los ojos.
P.D.2. He demostrado con el blog mi falta de constancia, eso ya lo sabía yo, y también quería esconderlo con las palabras.