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domingo, 10 de abril de 2011

Malditos ojos

Toda la culpa la tenían los ojos. Son demasiados sinceros. A veces pierden la coordinación con el cerebro y el alma y se les escapa una verdad. Una mirada se transforma en la palabra que no quieres decir. La que prefieres guardar. La que sabe ocultar el hecho.

La pregunta aparece: ¿Qué te pasa?
- Nada, contestan el aire y los sonidos de la boca.
Pero ya es demasiado tarde, los ojos habían vuelto a traicionarle.

P.D. Para aquellos pocos que saben leer las palabras que salen de los ojos.
P.D.2. He demostrado con el blog mi falta de constancia, eso ya lo sabía yo, y también quería esconderlo con las palabras.

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