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miércoles, 16 de abril de 2014

España, un país del Tercer Mundo

Huir. Es lo que pienso en cuanto llega la Semana Santa. Esta época de peregrinación, en Sevilla, tiene mucho sentido, ya que les aporta los ingresos de todo el año. Desde otros países se puede ver como una tradición. La realidad es que un país no puede pertenecer al primer mundo mientras se producen indultos en Semana Santa. A un banquero que estafó 30.000€ a sus clientes, a otro individuo que cometió delitos contra la Salud Pública. Estos indultos los concede el Gobierno a petición de las Cofradías y las Hermandades. Un Ku Kux Klan moderno.

No se puede ser puntero en Economía si las clases las da un cura. Tampoco se puede ser número uno en investigación si el dinero que deberíamos destinar a descubrir nuevas enfermedades o a mejorar las energías renovables se utiliza para pagar el sueldo de los curas.

En los países industrializados no hay una casilla a favor de la Iglesia para subvencionar las creencias. Queremos aparentar ser un país modelo cuando las leyes las dictan los obispos y no la Constitución. Cuando las medidas para crear empleo consisten en rezar conjuntamente a la virgen de la Macarena. Cuando se pide a la virgen de Atocha algún brote verde.

No se puede entrar en el G8 si se cortan las calles a petición de gente disfrazada y no se puede luchar por los derechos. Si seguimos así, nunca seremos un país del Primer Mundo.

lunes, 14 de abril de 2014

Zapatos y trajes

Sepa señor Camps, y demás compañeros fanáticos de la moda: Son los zapatos, y no los trajes, los que nos ayudan a conocer la clase social de la que proviene una persona. Mi abuela me decía que también afectaba a este examen la limpieza de los mismos. Hay gente que está descalza. También hay niños que llevan zapatillas de tela sin calcetines en pleno invierno. Existen famosas que combinan los botines con los shorts. Gente que utiliza de forma indiferente las botas de agua o las sandalias. Los distintos tipos de calzado indican muchas cosas de una persona.

Observar. Después de mirar el suelo, conviene comprobar el cielo. Los accesorios de una persona, lo que tenga a la vista. Por ejemplo, las llaves del coche. Indica la importancia que le da al dinero. Las fotografías o los dibujos de los niños señalan la devoción por la familia. También está el desorden absoluto. Esa es mi vida, pero es un truco que utilizo para despistar al personal. Junto a mí, mi USB: una regadera de color azul.

Los trajes de Gürtel serán donados a organizaciones sociales. Por fin, las ayudas de los políticos llegan a alguna parte. Me pregunto si el señor Camps y sus it friends incluían los zapatos en el lote. Aunque creo que no sabían que la clave del éxito residía más abajo del bolsillo, donde ellos no miran nunca.

jueves, 3 de abril de 2014

Las niñas que no querían ser princesas

Recuerdo hace unos años que una compañera de trabajo tenía una duda existencial. Su hijo, que entonces tenía tres años, quería disfrazarse de princesa durante la fiesta de carnaval de su colegio. Una jornada en la que la gente aprovecha para disfrazarse de lo que no es, independientemente de que quiera llegar a serlo o lo hagan por pura ironía. La madre estaba entre dos tierras. El miedo al rechazo social se enfrentaba en el ring a la igualdad de género.

Dejar de lado la estupidez humana es una tarea bastante ardua. Todavía nos dejamos guiar por los estereotipos y los convencionalismos. Los catalanes son tacaños, los aragoneses cabezotas. Los niños tienen que ser presidentes de un país. Las niñas tienen que soñar con ser princesas.

Con el objetivo de romper las cadenas sociales, que atan demasiado fuerte, la fotógrafa Jaime C Moore retrató a su hija como las grandes heroínas y no como una princesa rubia sin ideas.

Aquí podéis ver su trabajo: http://www.jaimemoorephotography.com/2013/05/09/not-just-a-girl/

Las niñas no quieren ser princesas. Quieren ser pilotos, médicas, abogadas, ingenieras, presidentas.....

P.D. Finalmente, mi compañera se decantó por un disfraz "más masculino".