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miércoles, 14 de agosto de 2013

Audiencia Nacional fashion week

Llegados a este punto del verano, en el que todavía no he podido disfrutar mis vacaciones, agradezco a Bárcenas el esfuerzo por seguir con su culebrón, que ya se ha convertido en el programa con más audiencia del año. Las mañanas de trabajo se hacen más amenas pensando en las cintas que saldrán a la luz, en las que de momento no hay ninguna escena de sexo. Menos mal, ya que no me imagino a Rajoy sin camiseta. Bueno, ya lo he visto en la portada del ABC, y, la verdad, necesito borrar esa imagen de mi cabeza. Doy gracias a los miembros del Partido Popular porque se dedican a robar dinero público...

Estos días desfilan ante el juez estrella del PP algunos pesos pesados del partido. Hoy le toca el turno a la Virgen de Cospedal ¡qué dolor!, para explicar, en simulado y en diferido, que esos pagos "no constan" en sus cuentas. Agregar que todo es un montaje y una conspiración de los perroflautas de la calle, o del extesorero que estuvo cobrando una generosa nómina casi hasta el mes pasado. Está claro, desde que el gobierno aprobó la Reforma Laboral despedir a un trabajador es muy complicado.

El presidente del Gobierno admitió el cobro de sobresueldos "como en todas partes". No, señor, no. Yo los únicos sobres que he visto con dinero son los sobresueldos por cumpleaños, navidades, y fechas señaladas en el calendario católico preparados por mis abuelas, y que cada vez son más escasos como consecuencia de su pérdida de memoria. Es dejar un billete en manos de mis abuelas y que desaparezca. No sé, igual también tienen una cuenta en Suiza.

El PP no tenía sólo una caja B, sino que disponía de cajas con todas las letras del abecedario. Algunos ya admiten esos cobros con la irrisoria cantidad de 12.000 €, una cifra que no le vendría nada mal a cualquier familia que no tiene qué llevarse a la boca. "Es todo verdad, salvo alguna cosa", dice Rajoy. Es lo mismo que decir: "He suspendido con un 4,9". Señor Rajoy, ya le hemos explicado muchas veces la diferencia entre declarar el dinero a Hacienda y no hacerlo.

El juez Ruz está centrando su investigación en las cuentas de Bárcenas, ayer, sin ir más lejos, bloqueó una en EE.UU. ¿Por qué no estaba bloqueada antes? No obstante, lo interesante es la financiación ilegal del partido, el lucro barato por el lucro. "¿Qué necesidad tiene esta gente de conseguir más dinero si ya tienen bastante?", me preguntaba una amiga. El juez debería preguntárselo. También sus compañeros de celda. Por cierto, he oído que los presos de Soto del Real están muy contentos con Bárcenas, ya que les enseña a robar grandes cantidades de dinero.

Por una vez, la Justicia podría demostrar que es igual para todos. Aunque, ¿para qué?

P.D. Para seguir el culebrón Bárcenas, os recominedo el fake en Twitter del tesorero más famoso:

@luis_el_cabron




martes, 13 de agosto de 2013

Mi vida es un infierno desde que mi madre tiene facebook

Un simple comentario en facebook puede ser el detonante de una ruptura familiar. Quizás exagero, y me quedo con una disputa de cuatro gritos. La vida de muchos jóvenes se ha convertido en un infierno desde que su madre, o padre, abrieron una cuenta en facebook, o en cualquier otra red social. Lo que en un principio puede verse como algo tierno es más que posible que acabe como una tortura.

"Mi madre comenta todas las fotos, todos mis estados", dicen quienes sufren este problema. Y eso que las instantáneas que aparecen en el muro pasan un filtro mucho más exigente que las películas durante la dictadura, en cuya época los censores permitieron la escena en la que Rita Hayworth se quitaba un guante. Eran unos blandos comparados con los jóvenes de ahora.Los motivos de autocensura son muy sencillos: sexo, drogas y rock and roll. Traduzco: que no aparezcan ni cubatas, ni porros de marihuana al estilo Bob Marley, ni salir etiquetada cada domingo con un chico diferente o en ciudades que en teoría nunca has estado, y mucho menos en época de exámenes.


"Menos mal que mi madre no sabe casi ni encender el ordenador", se alegran algunos. Ahora no se quejan de las mil horas que tienen que pasar con la parienta frente a la pantalla del ordenador para rellenar algún formulario. Su privacidad sigue a salvo. Sin embargo, otros padres son expertos en retuitear el estado de los hijos y en darle a me gusta en cuestión de segundos. Los progenitores se han vuelto adictos a la tecnología de los chismes y rumores, y ha nacido el problema.

¿Qué hacer en estos casos?

Lo primero que tenemos que hacer es ignorar la solicitud de amistad. Una medida un tanto drástica y que no se sabe cómo puede terminar (igual con la maleta en la puerta, o sin los tuppers de la semana). La otra solución pasa por agregarlos y luego, tiempo después y de forma disimulada, bloquearlos en todas las redes sociales. Requiere preparar una explicación (tarde o temprano se van a enterar). Puede funcionar: "Es que han hecho unos cambios en la página y han desaparecido algunos amigos". La excusa sólo funciona con progenitores con conocimientos informáticos limitados. Vamos, que no suele colar. Así que lo único que queda es resignarse. Y rezar para que no aprendan a subir fotografías de cuando éramos pequeños y comentarlas. Todos tenemos un pasado, y a veces es un poco oscuro.



lunes, 12 de agosto de 2013

Replicantes sentimentales

Los replicantes pueden dormir, sangrar e incluso comer, pero no pueden soñar, sentir el dolor, ni saborear los alimentos. Ellos no pueden desarrollar la empatía. Por tanto, carecen de recuerdos. No pueden recordar, ni rememorar lo que sintieron. Aunque a veces algunos replicantes son más humanos que muchas personas, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo que cada día pierde un poco de empatía.



Cuando el cerebro hace clic

Hay un momento en las relaciones en las que el cerebro hace clic, ya no quieres ver más a la otra persona. O es la otra parte la que no quiere ni sentarse contigo a tomar un café. ¿En qué momento hace el cerebro clic? ¿En qué momento el presente se convierte en pasado?

Las personas no somos como los replicantes y es imposible no sentir las diferentes sensaciones. Lo que tenemos que hacer es aceptarlas, observarlas y, en este caso, entender el porqué de ese dolor. Una vez que conozcamos la causa de nuestro dolor, podremos evitarlo (Tal vez manteniendo una conversación seria, café en mano. Nunca alcohol).

En estos casos, las explicaciones paracen excusas improvisadas. "¿Qué cuesta decir la verdad?", me preguntan. "A veces se justifica la gente en el daño", respondo, aunque no tengo ni idea.

Me resulta complicado, la mente humana es muy compleja. De hecho, la cuestión es más difícil de resolver que los problemas del milenio (Aviso que son siete problemas matemáticos esperando ser resueltos. Es más, a la persona que logré encontrar la solución le pagarán un millón de euros ¡todavía quedan seis!). La respuesta fácil: que ya no te quieren. Lo que ya no sé es cuánto tiempo necesitas para darte cuenta de ello.
 ¿Será de un día a una noche?