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lunes, 12 de agosto de 2013

Replicantes sentimentales

Los replicantes pueden dormir, sangrar e incluso comer, pero no pueden soñar, sentir el dolor, ni saborear los alimentos. Ellos no pueden desarrollar la empatía. Por tanto, carecen de recuerdos. No pueden recordar, ni rememorar lo que sintieron. Aunque a veces algunos replicantes son más humanos que muchas personas, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo que cada día pierde un poco de empatía.



Cuando el cerebro hace clic

Hay un momento en las relaciones en las que el cerebro hace clic, ya no quieres ver más a la otra persona. O es la otra parte la que no quiere ni sentarse contigo a tomar un café. ¿En qué momento hace el cerebro clic? ¿En qué momento el presente se convierte en pasado?

Las personas no somos como los replicantes y es imposible no sentir las diferentes sensaciones. Lo que tenemos que hacer es aceptarlas, observarlas y, en este caso, entender el porqué de ese dolor. Una vez que conozcamos la causa de nuestro dolor, podremos evitarlo (Tal vez manteniendo una conversación seria, café en mano. Nunca alcohol).

En estos casos, las explicaciones paracen excusas improvisadas. "¿Qué cuesta decir la verdad?", me preguntan. "A veces se justifica la gente en el daño", respondo, aunque no tengo ni idea.

Me resulta complicado, la mente humana es muy compleja. De hecho, la cuestión es más difícil de resolver que los problemas del milenio (Aviso que son siete problemas matemáticos esperando ser resueltos. Es más, a la persona que logré encontrar la solución le pagarán un millón de euros ¡todavía quedan seis!). La respuesta fácil: que ya no te quieren. Lo que ya no sé es cuánto tiempo necesitas para darte cuenta de ello.
 ¿Será de un día a una noche?

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