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lunes, 28 de octubre de 2013

Los besos perdidos

Debiste dejarla ir aquel día. En el momento en que el destino te ofreció la oportunidad. Pero no quisiste, o no supiste. O, simplemente, no pudiste. Recordaste las mañanas al sol, y las noches de luna llena en las que todo era posible. Esperaste. Ni siquiera te percataste de que las hojas de los árboles rozaron el suelo otra vez.  Solo la veías a ella, que saltaba en los charcos, igual que hacen los niños pequeños.
Tampoco escuchaste los ecos de tu cabeza, ni las lenguas ajenas.
Quería saber: "¿Dónde están las cosas que piensa?"
A veces buscaba en bocas desconocidas los besos perdidos.
Nunca se lo dijo, pero quería pedirle: "Antes de que te vayas, ¿podrías enseñarme a vivir sin ti?"

miércoles, 2 de octubre de 2013

Matrículas de Universidad subvencionadas por los pasajeros del Metro

Imaginen que Einstein, con su melena blanca y su cabeza más allí que aquí, no hubiera podido ir a la Universidad. Ni tampoco Stephen Hawking, ni Nelson Mandela. Ahora ya no imaginen. En España es una realidad. Muchos estudiantes, que podrían convertirse en los más prestigiosos investigadores, profesores, periodistas, pintores o filósofos del futuro, no pueden pagar la matrícula de la Universidad.

Ayer, en el Metro de Madrid, un joven cambiaba chocolatinas por dinero para poder sufragar los costes de su matrícula. Creo que casi todo el vagón le dio el suelto de sus bolsillos, e imagino que el pensamiento de todos era el mismo: Vergüenza, una vez más. El chico recogía monedas para estudiar, lo que le permitirá tener un trabajo con el que comer, pagar una casa en la que no podrá estar, ya que pasará las horas en el trabajo, y un coche que le permita llegar a la hora a su puesto. No sabe que no tendrá tiempo ni para tener un perro.

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, vuelve a demostrar que carece de educación, ya que el recorte en becas afecta tanto a mayores que no pueden pagar la matrícula, como a los más pequeños, enfermos de vitaminas por no poder comer una comida caliente al día en el comedor de su colegio. "Bocadillo de pan con pan. Tienes que tener imaginación", les dicen los padres. Niños que después tendrán que huir del país. No hay trabajo, o es muy precario. Echarán de menos la comida de su madre. Nosotros les echamos de menos a ellos.