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jueves, 14 de julio de 2011

Alta fidelidad

La fidelidad no es fácil de conseguir. Y menos en los tiempos actuales. La tentación nos rodea y, la verdad, es muy difícil no caer en ella. Aunque en un principio lo intentemos, siempre acabamos cayendo. Con todo este rollo de lo complejo de la fidelidad, quiero destacar que no me refiero a la fidelidad de una pareja o de un amigo, sino a la fidelidad que las personas mantienen con las empresas. Ésta última a veces es más fácil que la de las personas: con unos buenos precios y alguna ofertas está todo solucionado.

Una de las principales formas de fidelización entre las empresas y sus clientes son las tarjetas, de esas que te dan puntos o regalos. Bueno, en realidad nunca me he acabado de leer todas sus promesas. Memorizo tres o cuatro beneficios que me interesan y ya. Imagino que al resto de personas les pasa lo mismo.


Hoy en día si no tienes más de cuatro tarjetas de fidelización en tu cartera no eres nada, admítelo.Ya sea de medios de transporte, de hoteles, tiendas, bares o restaurantes. ¿De qué vas a hablar con tus conocidos? Con lo recurrente que es parlotear de las ventajas de la nueva tarjeta y quedar de informado.
Lo peor de todo es que no sé si es por culpa del verano, pero últimamente me estoy volviendo adicta a todos estos elementos de descuentos futuros, de aquí a diez años porque el tema de la acumulación de puntos es bastante larga. Estoy segura de que cuando sea vieja disfrutaré de todas las ventajas.

P.D. Lo confieso acabo de hacerme otra más...

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