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lunes, 14 de marzo de 2011

Jubilarse a los 101

Coge tu bastón y tus pastillas y a trabajar. Como siga aumentando la edad de jubilación me veo que cada uno de nosotros seremos los encargados de darnos el sermón, ese que habla que la muerte es mejor que la vida, incinerarnos o enterrarnos, cosa que no sé cómo se puede hacer. Por lo menos los jóvenes de ahora, quizás alguno de ustedes tengan suerte. Yo ya me estoy construyendo mi ataúd, lo que no tengo claro es el epitafio. Esta idea me viene porque seguramente no habremos cotizado suficientes horas y necesitaremos algún trabajo extra y de allí vendrá lo de enterrarnos para acabar con todas las deudas que tendremos pendientes con el Estado.

El tema de hoy me viene porque justo estaba comentando con un amigo la cantidad de tiempo libre que tengo. Aprovecho para ir al gimnasio, en vistas que tendré que aguantar mucho tiempo joven, aprender inglés, asignatura pendiente de los españoles gracias a esos profesores nativos que dudan cuando tienen que escribir en la pizarra la palabra tomate. Sí, es cierto. Pero aún así es demasiado ocio. Nunca pensé que diría esta frase.

Los más de cuatro millones de parados que hay en España, además de necesitar el dinero para vivir, porque todavía no se ha vuelto a poner de moda la idea del trueque (Ejemplo: Te cambio una camiseta por medio kilo de peras, otro de acelgas y dos cebollas), necesitan demostrar lo que valen. Lo que se traduce en el sentimiento de ser útil, de que vales. Y más cuando los ciudadanos de a pie tenemos la idea de que hay muchos políticos que no valen, que no son útiles, que estarían mejor tejiendo en sus casas. 

En fin, la gente no es que no quiera trabajar, lo está deseando. En parte porque no quiere jubilarse a los 100 años y también porque necesitan sentirse útiles y tomar en la oficina los cafés del descanso mientras comentan lo difícil que está todo.

P.D. Hoy no cuelgo foto, porque no puedo imaginarme a una persona tan mayor trabajando. Espero que nunca lo tengamos que ver.

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