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sábado, 3 de diciembre de 2011

Aguas internacionales

Nunca estuvo segura. Cuando era pequeña olvidaba con frecuencia ubicar las estrellas. Luego dudaba en las tareas del hogar. El día en que se convirtió en mujer y cinco chicos de la aldea fueron a cortejarla con coloridos regalos no supo qué decir. Al final se quedó con el que parecía más simpático. Sin embargo, el día de su boda estuvo pensando que podría ser una buena novia a la fuga. Tanto se evadió que fueron a buscarla y la llevaron frente a su futuro marido casi obligada. Ocho meses después, al descubrir que no le venía la regla, volvió a dudar si sería una buena madre y si el nonato sería feliz en esa tierra desagradecida.

Con 20 años, un saco de dudas a sus espaldas y una barriga demasiado gorda habló con sus padres y su no marido, porque le cambió por otra, para anunciarles que se iba a España. Se echó a llorar y le secaron las lágrimas con su propio vestido. No querían que se fuera, preferían seguir viviendo con lo justo, pero todos juntos y más cuando el bebé iba a llegar en cualquier momento.

Una madrugada, tras pasar unas horas escondida en una casa abandonada, el capitán del barco dio la orden de salida. Era una zodiac con motor, sin más lujo que un par de botellas de agua para paliar la sed en la larga travesía. Junto a ella iban unas 70 personas más. Mitad hombres, mitad mujeres. Y algún bebé que lloraba sin parar de frío, de hambre y de miedo. Sus mamás que miraban al infinito no podían calmarlos porque también temblaban.



Cuando estaban cerca de la meta, la zodiac comenzó a llenarse de agua. Reclamaron ayuda, pero nadie les rescataba. Gritaban y los bebés lloraban con más fuerza. Los países de alrededor no querían tener ningún conflicto por invadir aguas que no les pertenecían. Su vida no importaba.






P.D. Este post lo escribo inspirándome en este artículo (aviso que es bastante duro): http://pandoras.periodismohumano.com/2011/11/30/ayer-murieron-personas/



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