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domingo, 11 de diciembre de 2011

La familia es lo más importante

Doña Cristina quiere mantenerse al margen. No es de extrañar. A nadie le gusta formar parte del lado oscuro de cara a la opinión pública.En la vida privada es posible vivir en un cuerpo sin luz. Es lo que tiene el Ego. Su marido, Iñaki Urdangarín, consciente de la importancia del famoso caer bien, decidió dedicarse a los estudios de patrocinio y mecenazgo. Muy de moda en los círculos de la jet set.

Así comenzó a salir en la prensa todos los días. Los pares en las revistas del corazón y los impares en los diarios asalmonados. Sus contratos inflados con el Gobierno Balear y con el Ejecutivo de la Comunidad Valenciana le permitían desviar grandes sumas de dinero, todavía sin precisar, a varios paraísos fiscales, entre ellos Belice. No es de extrañar que Camps, expresidente de la Comunidad Valenciana, dijera, literalmente: "No es casualidad que el instituto Nóos se haya establecido en Valencia". Por una vez Camps y yo pensamos lo mismo. ¿Dónde se iba a instalar mejor que en una región que se conoce más por la corrupción que por las paellas?

Para que nadie se diera cuenta, el duque tenía varias empresas donde inflaba las facturas, en las que escribía sus siglas para no liarse mucho. En varias de esas sociedades, la Infanta Cristina figuraba como secretaria y en varios acuerdos está estampada su firma. Demasiado tarde para quedar apartada del caso.



Claro que ser hija de un Rey otorga ciertas ventajas que no tienen el común de los mortales.Ella nunca se sentará ante un tribunal. Pero ¿Y él? La boda encumbró al duque al éxito. Pero se olvidaba que en la caída estaría solo. Algo que se ha comprobado con el último comunicado. El yerno perfecto carga con todas las culpas. La Infanta se hace la tonta diciendo que no sabía nada. Sostengo que fue al colegio y le explicaron la importancia de no firmar ciertos papeles. Que luego lo haga....
Imagino que el futuro de la monarquía pasa, en parte, por un próximo divorcio de los duques de Palma. ¡Qué escándalo! Aunque los trapos sucios seguirán con manchas.

El pobre deportista pensaba que su vida en Washington y su pertenencia a la Familia Real le permitirían robar todo lo que quisiera, vivir al margen de la Ley. Pero se olvidaba que para el Rey, como para El Padrino, la familia es lo más importante. Y el duque no forma parte de ella.

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