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martes, 27 de septiembre de 2011

El velo de la ignorancia

A finales del siglo XX florecieron en el mundo, que se enorgullecía del ya estable estado del bienestar, numerosas teorías que disculpaban el status quo. Una de ellas fue la del filósofo John Rawls. Occidental. Estadounidense. Él se hizo famoso con su Teoría de la Justicia, escrita en la época en la que la democracia aparecía en España.

Para poder entender sus pensamientos tenemos que hacer un ejercicio. Ponernos todos el velo de la ignorancia (para los que estéis cogiendo un pañuelo, pensad que no se trata de algo material, sino de algo mental. Es una venda que nos tapa el cerebro). Imaginen que nos encontramos antes de la creación del mundo. Que no sabemos si vamos a ser hombre o mujer, alto o bajo, rico o pobre, guapo o feo. No sabemos si caeremos en un país en el que las casas se fabrican de barro o en un territorio en que habrá corruptos banqueros (bueno ésto es casi seguro). No sabemos si tendremos acceso a la sanidad, ni al agua potable. Ni si aprenderemos en la escuela canciones en inglés. La idea de Rawls tiene su fundamento en el principio de maximizar lo mínimo.

De ese mundo, parecido al del pecado original, Rawls desarrolló sus dos principios de justicia: la libertad de decisión, es la libertad que tienen los ciudadanos en el sentido estricto de la palabra, y la igualdad de oportunidades, que todos partamos de cero.


La teoría de la justicia tiene numerosos retractores, ya que es una forma de explicar y mantener el sistema actual, aún así no debemos de olvidar sus buenas intenciones, que para el mundo en que vivimos no son suficientes.

Propongo que nos coloquemos todos una venda, que tratemos de maximizar lo mínimo, que seamos capaces de estar en la situación del otro. Sólo así podremos encontrar las soluciones.

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