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jueves, 21 de febrero de 2013

La jerarquía celestial

Érase una vez unos seres sin sexo. No son hombres ni mujeres porque su espíritu es puro. Se les representa como varones, fruto del machismo de la sociedad. El mismo que decide que las mujeres cobren menos por realizar el mismo trabajo. Ellos no cobran. Son mensajeros, pero no son los encargados de los sobres del PP. La sede del partido es hoy una de las oficinas de Correos más importantes del país y les ha aplicado un Ere. Transportan papeles celestiales a los hombres. Por ejemplo: le dicen a Urdangarin que rece más para evitar la condena eterna. Se refieren a la cárcel, para la otra vida, uno de los lados de la balanza pesa demasiado.

Los ángeles están divididos en nueve grupos, o lo que es lo mismo, en clases sociales, al igual que en nuestro país se separan los tramos según la renta. De la misma manera que existe un primer y un tercer mundo sin necesidad de un segundo. De forma muy similar a la existencia de castas en la India, que condena a las viudas a vivir en una ciudad en la que se entra, pero nunca se sale.

La jerarquía de los ángeles es también parecida a la eclesiástica. Se trata de justificar lo injustificable. Se trata de creer que son positivas las desigualdades sociales. Si unos seres divinos como los ángeles están categorizados, ¿cómo no lo iban a estar los humanos?

Cuando los libros no existían, las historias de arcángeles, querubines y serafines explicaban de forma sencilla el orden establecido a personas temerosas. La división social es un vestigio de la jerarquía celestial. Entonces, en la cima estaba Dios, un símbolo que nació para justificar la existencia del mundo. Para mantener el status quo. Ahora, arriba están las élites políticas y financieras. El famoso grupo Bilderberg. Es demasiado tarde para cuentos. Los ángeles nunca existieron.

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