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martes, 19 de febrero de 2013

Hasta que la muerte os separe

La novia, lo lamento por la parte masculina, es lo único importante en una boda. ¿Quién le hace caso al novio? Todo el mundo se fija en el vestido de ella, pero él podría presentarse con el pelo amarillo pollo y a nadie le importaría. Sólo se le vería en las fotos, y daría igual. "Qué bonito era el ramo", dirán. En las bodas, el peinado, el maquillaje y las flores son más importantes que el hombre.  En el momento en que juras amor eterno, el que no existe, ya conoces las nómina de tu pareja. Se sabe si el anillo de pedida es similar a los de Desayuno con diamantes o formaba parte de la bolsa de risketos, como estrategia para rellenar el aire de la bolsa. También sabes si cada mes puede comprar un Jaguar o invitar a toda la comunidad de payasos a la comunión de tu hija. Me sorprenden mucho las caras de sorpresa de la señora Mato, de la Pantoja y de alguna Infanta. ¡Tan listas, tan tontas! Nadie, ni ellas mismas se lo pueden creer. Con su maquillaje de rayos uva dicen que no sabían nada de lo que hacían sus maridos.... Tampoco entendían las frecuentes escapadas a Suiza. Señoras, la próxima vez, tan tontas que son, hagan separación de bienes. Es lo primero que se aprende en clase de derecho. Excepto en el supuesto caso que el futuro marido sea, digamos, Amancio Ortega. De lo contrario, y más cuando les encanta hacer negocios con la Comunidad Valenciana, guarden su dinero. Al no ser que a ustedes les encante robar, y hacerse las tontas. ¿Prometes amarle durante la corrupción y la evasión fiscal hasta que la amnistía o los mails os separen? 

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