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martes, 5 de febrero de 2013

Lo celebraremos con confeti

Ahora, en cualquier celebración importante tiene que estar presente el confeti. Ya no se llevan los bombones de la Presley. Ha relegado a un segundo plano a petardos y cohetes. No sé qué pasará este año en Valencia. Quizás en vez de construir cosas que luego se queman, o edificar aeropuertos sin aviones o estatuas que se desmoronan, lancen estos simpáticos papeles. Rita puede superar el gasto de la ministra Mato, a la que le encantan los trucos de magia, al estilo de David Copperfiel, que hace aparecer y desaparecer coches en su garaje con solo abrir y cerrar los ojos. Su compañero de partido Luis Bárcenas prefiere a Houdini, un gran escapista, como su dinero y como él mismo, ya que en breves desaparecerá de los mapas. ¿por qué no le retiran ya el pasaporte?

En las bodas del PP no se tiran ni pétalos de rosa, ni arroz. Confeti. Con lo caro que sale el kilo hay que aprovechar. En la ceremonia de Rajoy con su Elvira, un maligno confeti le entró en el ojo izquierdo al presidente pantalla de plasma, lo que le provoca un extraño tic cada vez que miente. Si no me creen, vean los vídeos. Rajoy se ha convertido en una versión moderna de Pinocho, al igual que triunfa Maribel Verdú como Blancanieves. 

En Génova siempre sobró papel. No sucedía lo mismo con lo sobres que gracias a los milagros de Fátima Báñez se multiplicaban como los panes, los peces y el desempleo. El papel procedía de todos los contratos a dedo, del famoso cuaderno que se escribió en horas, que en segundos se convirtió en tiras, minutos después de ser reiteradas veces fotocopiado. Uno es ladrón, pero no tonto.

En fin, que los 23 defraudadores, los corruptos políticos y demás alimañas ven confeti allá donde van, pero se equivocan. Son pruebas judiciales llenas de esperanza. Esperemos que no se conviertan en confeti para la próxima boda del hijo soltero de Aznar.

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