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lunes, 8 de octubre de 2012

Las vírgenes visten de negro

Hubo un tiempo en el que si te desviabas un poco de la línea oficial de opinión eras un hereje. Te quemaban vivo. Ahora las hogueras se han transformado en exilios obligatorios a cualquier país que decore los despachos con el simpático gato chino que siempre saluda, en vez de crucifijos o con la imagen de un Monarca, hijo predilecto de un dictador bajito.


Mientras pensadores de cualquier Comunidad Autónoma buscan independizarse de España (Cataluña no es nada original), las políticas Dolores de Cospedal y Soraya Saéz de Santamaría se disfrazan de vírgenes, cuando nunca lo han sido, con mantilla y lágrimas postizas. Muestran la España más castiza, la más intransigente y la más retrograda. Una imagen que podría convertirse en cualquier momento en portada del New York Times (mínimo es reportaje de página entera). Una instantánea que Rajoy dirá que perjudica a España porque las fotografías se han publicado, otra vez, en blanco y negro. Pero nuestro presidente es así. Se gana a pulso las portadas internacionales, para que luego digan que no trabaja por nosotros. ¿Alguna vez la pobreza y la corrupción de nuestro país atravesaron tantas fronteras?

Todos saben que si quieres conseguir un trabajo tienes que ser fiel a una virgen. Por lo menos, eso expresó la ministra de Trabajo, Fátima Báñez. Una mujer que se gana el puesto a base de rosarios. Pidió a la virgen del Rocío trabajo para todos los españoles. Yo, pido al revés, que se quede sin trabajo. De mi empleo ya me encargó yo que para eso están las redes sociales.

Las tres son vírgenes porque en su partido las mujeres son como las leyes, que están para violarlas. Si cada vez que quedan con algún secretario de algún ministerio para cenar les suelta estas perlas (también unas literales, no solo metafóricas, que los regalos les gustan mucho), no me extraña que prefieran volver a casa a dos velas. Las mismas que reciclan para iluminar los altares de cualquier Iglesia. La austeridad manda.

Se han ganado a pulso su hueco en el cielo. Espero no acabar allí. Señor, ten piedad.


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