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domingo, 7 de octubre de 2012

El topless de las enfermeras

Hacemos la broma horas antes de la operación. Lo mejor es relajar tensiones. "Con tantos recortes, las enfermeras van en topless", ríe. "¿Y la cena?", pregunto. "Escasa. Una sopa", responde. La historia no es nueva. Un hospital. Recortes. Se cierran quirófanos. Menos empleados. Pancartas en la entrada principal. Se querían suprimir meriendas. De momento, los menús son más reducidos. No veo necesario que cocine Ferrán Adriá, pero para estar sano es imprescindible comer bien. De lo contrario, entramos en un círculo vicioso. A peor alimentacion, peor salud. Es lo mismo que sucede con los obesos. Los alimentos como las frutas y verduras comienzan a estar por las nubes (ya no hablamos ni del pescado). Los sueldos son bajos. La gente se decanta por la comida basura. Más obesidad, peor salud. Más uso de hospitales. Nuevo bucle. De solución fácil. No se quiere resolver, al igual que no se pone fin al hambre en el mundo. Me sorprende todavía la multimillonaria recaudación que ha realizado Obama para su campaña presidencial. Hagamos un llamamiento para acabar con el hambre, con la malaria, con el SIDA, con tanta injusticia.

La habitación compartida. Buen compañero. Los ánimos de las visitas son dobles. Se crea un vínculo curioso. Un par de días con un desconocido. Misma preocupación. Hablar un poco para conocer lo justo. Conseguir el cariño suficiente por si por la noche le sube la fiebre y alguien tiene que llamar a la enfermera. A la única que habrá por planta. Más recortes. El personal sanitario, a pesar de que no pueden dar una aspirina de más, es de lo mejor. Amables. Atentos. Excelentes profesionales.

Mañana se descubrirá si con tanto recorte la anestesia es un golpe seco con una sartén. Luchemos por salvar la Sanidad.

P.D. Por favor, no malinterpretar la gracia. Se trata de una conversación coloquial.

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