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viernes, 6 de enero de 2012

Cartas enviadas por palomas mensajeras

Ya sé que es tarde, que las cartas a los Reyes se escriben antes. Sin embargo, esta misiva no es exactamente para ellos. Ayer muchos niños apuraban hasta el último momento la entrega de su lista de peticiones a Sus Majestades de Oriente. Lo interesante de toda esta historia es la inocencia. El convencimiento que tienen todos los niños de España de que tres señores con barbas y camellos, en menos de 12 horas, entrarán en sus casas para dejar varios regalos. Además, comerán roscón y beberán una copita de champagne. ¿Saben el ciego que llevarían si siguieran ese ritmo? Seguro que luego les multaban al conducir sus camellos, si es que logran subirse de nuevo (ya saben, el Estado necesita dinero). Pero, ellos son mágicos. Y convierten las cosas más inexplicables en explicables.

Siguiendo estas teorías de la inocencia infantil, y a veces adulta, un compañero de trabajo comentó ayer que él ha soñado varias veces que, en plena cabalgata, un señor con un megáfono les cuenta a los niños la verdad: los Reyes no existen. Imaginen la carita y los lloros de miles de niños.

Con la política y los jóvenes (y no tan jóvenes), si me permiten la comparación, ocurre casi lo mismo. Estamos todos ciegos o tuertos porque creemos en lo que nos dicen, sin buscar el segundo sentido de la frase. El escondido, el real. Votamos a Camps, José Blanco, Leire Pajín o Jaume Matas. Incluso hemos pensado, en más de una ocasión, que podrían ser inocentes. Aunque inocentes no sé de qué.

Hasta que un día, cuando tienes unos 26 años, todo el mundo dice que es una edad de transición, escuchas la voz del megáfono, que siempre se había cuidado muy mucho de no decirte la verdad para que no te decepcionaras antes de tiempo, y te enteras de la mentira, en parte, en la que vivimos todos. En la que lo único, o casi lo único, que importa son los intereses económicos. Y donde la corrupción es como un caramelo envenenado.

Mi breve carta sólo podría llegar a su destino por paloma mensajera. Le pido a Rajoy, si algún día vuelve a la realidad y deja el mundo de la fantasía (anda desaparecido desde que ganó las elecciones) que deje de recortar, porque esos "nuevos ajustes" que él promulga sólo afectan a los que menos tienen, y allí estamos los jóvenes. No se lo digo por nada, pero de aquí a unos años él se hará viejo y quizás nosotros, los jóvenes, pensemos en vengarnos y recortar servicios en su residencia de ancianos. A la vez que le subimos la cuota mensual, claro.

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