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martes, 10 de enero de 2012

Cita a ciegas

Nunca llegaron a conocerse. Apenas coincidieron en espacio y tiempo. La vida les impidió sentarse juntos a tomar un café en el que compartir experiencias, recuerdos. Tenían muchas cosas en común. Podrían haber estado hablando durante horas. En español, inglés y alemán, los tres idiomas que dominaban a la perfección. Ambos sentían pasión por la astronomía, por madrugar y por hacer deporte al aire libre. Me atrevo a decir que, de haberse celebrado tal encuentro, serían grandes amigos.


Sin embargo, su encuentro estuvo amparado por las manecillas de un reloj de pared. En una sala demasiado fría y que distaba mucho de las ruidosas cafeterías que ambos frecuentaban. Donde pedían un café largo para despejarse por la mañana, a la misma hora, pero en puntos diferentes de la ciudad.

La única vez que sus cuerpos se juntaron, no se vieron. Sus ojos permanecían cerrados. Y sus corazones parados. De haber sido conscientes de la situación en la que se encontraban se darían la mano. Sin embargo, el gesto fue mayor. Uno de los hombres regaló su corazón a otro hombre anónimo. Le regaló tiempo, le devolvió a la vida.

P.D. Una buena noticia. http://www.publico.es/416171/espana-supera-su-propio-record-de-donantes-y-trasplantes-de-organos Esperemos que el corazón de Público no deje de latir.

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