Buscar este blog

martes, 17 de enero de 2012

Sobre madres y gobiernos coraje

Rodeada de libros en el parque o en una biblioteca, Silvia Sanz estudiaba con detenimiento las asignaturas de su carrera. A veces también lo hacía en casa, pero los ladridos del perro del vecino le despistaban con facilidad. También salía con frecuencia con sus amigos de siempre a tomar alguna cerveza. Los días de sol quedaba para ir a la playa. Y por las noches se tiraba en la arena para ver las estrellas. Siempre llevaba y lleva algo en las manos, cualquier cosa con la que poder demostrar algún principio químico.

Hace unos años se convirtió, como otros compañeros, en una pequeña rata de laboratorio. Pasaba horas rodeada de probetas bronceada por la luz de un flexo. En los bolsillos de su bata colgaba una libreta y unos bolígrafos traídos de casa. Con poca ciencia llegaron los primeros recortes. Pero el páncreas, no el suyo sino el que conocía con los ojos cerrados, seguía sobre la mesa. Esperaba ser estudiado. La investigadora y el órgano del cuerpo pasaban tanto tiempo juntos que, cada vez que ella tenía algún disgusto, el páncreas cambiaba un poco de color. Los rumores de pasillo acabaron por pudrirlo.

A los meses, Silvia y 192 compañeros del centro de investigación Príncipe Felipe de Valenica comenzaron un nuevo estudio: La calle y la larga cola del paro. Tres meses después, Silvia vuelve al punto en el que dejó el proyecto gracias a una madre, apodada coraje, que ha recaudado el dinero necesario para pagar a esta investigadora con el objetivo de encontrar una cura a la enfermedad de su hija.Y yo no puedo evitar lanzar una pregunta. ¿Cuándo el gobierno tendrá el coraje de destinar más dinero a proyectos de investigación en vez de a trajes, iPhones, putas y cocaína?


No hay comentarios:

Publicar un comentario