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jueves, 2 de junio de 2011

Nieve

Caminaba descalza, mientras el viento despeinaba su melena morena. Buscaba, sin querer, algo que no encontraba. Escuchaba el sonido del mar. Dejaba que el sol fuera su abrigo. A pesar de que era pleno mes de agosto, sentía frío. Y recordaba, a la vez que avanzaba despacio sin que el viento le diera ninguna tregua para peinarse. Tenía la imagen que quería en su mirada. A su mente también le llegaba su olor y el suave tacto de su pelo. El sol desaparecía como cada tarde, justo a la misma hora que el día anterior.
Los pies de la muchacha avanzaban sin recibir ninguna orden concreta, como si no fueran parte del cuerpo. Sin embargo, le arrastraban a seguir andando, a seguir avanzando. No ponía resistencia a ese impulso natural.

A su otro yo le gustaba la arena y el agua, pero sentía un pánico incompresible a las olas. No le gustaba bañarse sola, pero tampoco tenía paciencia si esperaba en la orilla del mar a que la melena morena de la joven se diera un baño. Prefería los simples paseos con el sol de fondo. Y las piedras. Grandes. Pesadas. Frías.

La joven sostenía con paciencia las zapatillas en su mano derecha. Comenzaba a tener frío. Sentía como si la arena se hubiera transformado en nieve. Porque ella prefería la nieve. 





P.D. Post personal. También prefiero la nieve.



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