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lunes, 23 de mayo de 2011

La estupidez humana

Imagino que esta frase no es muy original, pero queda dicho: La estupidez humana no tiene límites. Para los que, a pesar de todo, tienen una fe ciega, no en Dios, sino que de vez en cuando la gente es inteligente, o por lo menos lo disimula, como me ocurre a mí, el resultado de las elecciones de ayer supuso lo mismo que un golpe fuerte contra una pared. De esos que te das cuando estás durmiendo y te giras bruscamente, esta idea puede que ya no la comparta mucha gente, pero a mí me pasa con frecuencia.

Si el movimiento del 15M concienció a parte de la población de la diferencia de privilegios entre los políticos y los ciudadanos de a pié, parece que lo hizo sólo en gente que ya estaba concienciada.
Porque la mayor parte de la gente permite, con su voto, que los políticos sigan cobrando una buena jubilación con tan sólo dos legislaturas, reafirma que la corrupción que sufren la mayoría de la CC.AA es normal,dicen sí al copago sanitario, preparen tarjetas. Pero, sobre todo, hemos demostrado que no hay castigo alguno para los dirigentes. A pesar de que roben y se dediquen más a pasearse con su Audi que a trabajar.

Alguno argumentarán que con este cambio de signo por lo menos la economía irá mejor. Lo que no dirán es que la economía irá mejor a costa de que los trabajadores cobren menos de 1.000 euros al mes, no tengan un contrato indefinido y, por supuesto, sin que exista la baja por maternidad. Que para que la economía mejore, los despidos serán más baratos y las plazas que se necesitan no se cubrirán. Que la economía mejora a próposito de que los servicios sociales no lo hagan. Mantendrán los justos para dar imagen.

A toda esa gente le llamo estúpidos a la cara, o a través de las letras. Mientras tanto pueden seguir viendo programas de cotilleo o pensando que los políticos dicen la verdad. ¿Cómo fiarse de alguien que en su propaganda electoral utiliza más photoshop que una modelo? Allí empiezan las mentiras

Sean felices, yo me voy a comprar un mapamundi para decidir dónde puedo pasar los próximos años de mi vida.

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