Los juegos económicos a gran escala de los mayores están dejando niños hambrientos reales. En el mundo en el que vivimos, los recortes de las tijeras no son efímeros. Las consecuencias duran para siempre.
En el mundo de los niños, las comidas son imaginarias.Cada uno puede elegir el menú que le apetezca tan solo con cerrar los ojos. El estómago queda más que saciado hasta la merienda de la tarde. Los menores son capaces de curar también cualquier enfermedad con una pomada invisible. Es el poder de la mente. Una opción que los gobiernos no tienen.
Sin embargo, el cuerpo humano necesita alimentos (con sus respectivas vitaminas, grasas, minerales) para poder sobrevivir. También para crecer. En los países afectados por la crisis, y no digamos en las naciones del sur del planeta, los niños no tienen acceso a estos alimentos. Tampoco a la calefacción. Y dentro de unos meses tampoco podrán ir al colegio porque sus padres no tendrán dinero para pagarlo. Lo está decretando un señor calvo que sólo se ha leído la guía de la televisión (y la de hace 20 años porque sus ideas son bastante grises).
Las medidas de austeridad de la Unión Europea, y su alta tasa de parados, están provocando que los padres de estos niños se lancen al alcoholismo, la prostitución, la búsqueda de alimentos en la basura y, en algunos casos, el suicidio. Además, los estudios realizados por expertos relacionan que a mayor desigualdad, la tasa de violencia sube (creo que todos robaríamos antes de morir de hambre). También desvelan, obviamente, que a mayor nivel de pobreza, la gente tiene más riesgo de contraer enfermedades. Si, como les sucede a estos niños, no podemos poner la calefacción en casa, agarraremos más resfriados. Y si no tenemos dinero para pagar las medicinas, el resfriado será más serio y desembocará en otras enfermedades más graves. Un círculo vicioso del que será difícil salir.
El drama de los niños griegos, y que se extiende a otros países, no es nuevo. Pero sí ha crecido desde el inicio de la crisis económica. Les dejo un post que publiqué hace unos meses sobre el mismo tema http://quemetrasladenamarte.blogspot.com.es/2012/01/maybe.html
En el mundo de los niños, las comidas son imaginarias.Cada uno puede elegir el menú que le apetezca tan solo con cerrar los ojos. El estómago queda más que saciado hasta la merienda de la tarde. Los menores son capaces de curar también cualquier enfermedad con una pomada invisible. Es el poder de la mente. Una opción que los gobiernos no tienen.
Las medidas de austeridad de la Unión Europea, y su alta tasa de parados, están provocando que los padres de estos niños se lancen al alcoholismo, la prostitución, la búsqueda de alimentos en la basura y, en algunos casos, el suicidio. Además, los estudios realizados por expertos relacionan que a mayor desigualdad, la tasa de violencia sube (creo que todos robaríamos antes de morir de hambre). También desvelan, obviamente, que a mayor nivel de pobreza, la gente tiene más riesgo de contraer enfermedades. Si, como les sucede a estos niños, no podemos poner la calefacción en casa, agarraremos más resfriados. Y si no tenemos dinero para pagar las medicinas, el resfriado será más serio y desembocará en otras enfermedades más graves. Un círculo vicioso del que será difícil salir.
El drama de los niños griegos, y que se extiende a otros países, no es nuevo. Pero sí ha crecido desde el inicio de la crisis económica. Les dejo un post que publiqué hace unos meses sobre el mismo tema http://quemetrasladenamarte.blogspot.com.es/2012/01/maybe.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario