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sábado, 18 de mayo de 2013

La justicia era española

Hace unos años visité el Tribunal Supremo. Fue una visita exclusiva para mí en la que me explicaron que este órgano es el único que puede juzgar al presidente, a los ministros y a los senadores o diputados. Sí, se trabaja poco. O lo disimulan muy bien. Como recordarán, uno de los presidentes fue Carlos Dívar, quien arruinó toda una carrera por unos viajes de lujo con su guardaespaldas. Allí donde trabajaba está presente en todos los rincones la diosa de la justicia, siempre con los ojos vendados. Para no ver, para no ser parcial y no favorecer a nadie. La dama de la justicia española perdió la venda hace tiempo. Su venda, como otras cosas, estará por Suiza.

España es una país que nunca juzgó a un dictador ni a ninguno de los miembros que estuvieron en la cima durante ese tiempo. Videla, el dictador argentino, murió en la cárcel. Sin arrepentimientos, pero entre rejas, donde debe morir, cuanto más tarde mejor, todo aquel que comete crímenes contra la humanidad.

La justicia española no llegará a tiempo. Adoptó nuestras costumbres de quedar a una hora y aparecer cuando prescribe el delito. 

Por favor, que alguien le regale a esta Dama un cachirulo, tan de mi tierra, para que vuelva a cerrar los ojos. Y que los cierre muy fuerte.

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