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sábado, 21 de julio de 2012

Año cero


Infancia

Verde, amarillo o rojo.  Son los tres colores de los brazaletes de plástico que determinan la desnutrición en África. Diagnóstico: Pulsera roja. O desnutrición severa.  Tripa hinchada y pelo naranja. Huesos. Ella tuvo la mala suerte de nacer con los espíritus en contra, afectada por el mal de ojo. En unos meses de sequía, de revueltas, de sangre y de cuencos vacíos. Cuando los mercados especulaban con la comida, y con la vida.

Juventud

El sol le da en la espalda. 43 grados. Sudor. No es agradable remover las cosas en un basurero con semejantes temperaturas. El olor es más intenso.  Él busca comida aquí desde que tenía 10 años. Es la edad en la que tuvo que abandonar el colegio para encontrar algo para alimentar a sus hermanos. Él  quería ser médico. Quería curar a su madre. Ahora le llaman “El buscador de objetos”. De milagros entre tanta chatarra.

Edad adulta

Tiene los pies hinchados. Algo normal porque se encuentra en su octavo mes de embarazo. La tercera niña. Su quinto hijo. Espera que la primera sin VIH.  Un virus que se ha convertido en uno más de la familia. Las medicinas son caras y la muerte está demasiado  cerca. Se ha adjudicado su propio rincón en la casa. Entre las paredes de barro y cartón. En los silencios entre palabras.

Vejez

Descansa. Chupa una hierba en la boca. Le quita la sed. Le cura el alma. Él está sentado  a la sombra. Vigila a los elefantes.  Les pone nombres. Se sabe su historia. Conoce el comportamiento de la manada. Las horas en las que beben agua. También que se bañan cuando el sol desaparece. Ya se ha jubilado, pero los cazadores furtivos no descansan. Quieren los colmillos. Y él ama a sus elefantes.

P.D. Hoy se cumple un triste aniversario. Hace un año que la ONU declaró la hambruna en el cuerno de África.  

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