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viernes, 15 de febrero de 2019

Brócoli, alcachofa, aguacate y zanahoria

San Valentín. Un año más no tenía ningún plan especial. Así que se me ocurrió poner en práctica una receta bastante sencilla de lentejas. Desde hace algún tiempo ya no recorro con un carrito las grandes superficies comerciales. Ahora intento comprar en las tiendas de barrio. Así es como descubrí mi nueva frutería, un establecimiento en el que la dueña selecciona cada pieza que te vende.

Con el propósito de cocinar las mejores legumbres de mi vida, me aventuré con una lista de ingredientes en la mano hacia la tienda. Tras una larga encuesta con la clientela sobre si es mejor echar calabacín o puerro, me decanté por este último alimento para añadir a mis legumbres, convencida de que daría un buen sabor a mi plato de cuchara. En el camino de regreso encontré una pescadería con muy buena pinta en la que adquirí un gallo completo de 800 gramos y un lenguado para la cena.


Al llegar a casa, me puse manos a la obra con las lentejas. Ya anuncié hace unos días que uno de mis propósitos para este año es mejorar mis hábitos y mi dieta. Ya no como por comer, ahora me nutro. Por eso con frecuencia estudio las propiedades de cada alimento. ¿Las fresas? Antioxidantes. Si necesitas limpiar el hígado lo mejor es comer alcachofas. El brócoli va bien para todo, la verdad. Para el corazón, toma una onza de chocolate cada día. Y beber mucha agua, fundamental. Por mucha risa que cause lo admito: me gusta conocer el beneficio de picotear a media mañana un puñado de pistachos.

Yo pensaba que llevaba una dieta sana y equilibrada; y, en realidad, así era. Pero también tenía margen de mejora. Desde que pongo más atención en los menús tengo mejor la piel y el pelo y estoy menos cansada. Eso sí, las lentejas me siguen saliendo un poco sosas...

P.D. Os animo a revisar vuestros hábitos. Seguro que no son tan saludables como pensáis.

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