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miércoles, 5 de junio de 2013

Cuando el futuro es el presente

Vuelve la Primavera. La política. La temporada estival no existe y nos quedamos sin verano, como consecuencia del calentamiento global y las corrientes de aire, a pesar de que los primos de los presidentes lo nieguen, al igual que los miembros de su partido rechazan que los sobres estuvieran llenos de dinero y confeti. Este año, el país protagonista es Turquía (muy al estilo Eurovisión). Su despertar comenzó, con las flores de mayo, porque el primer Ministro, Erdogan, el favorito de Europa, quería derribar un parque para construir un Centro Comercial. Bueno, otro. Rara costumbre la de los turcos de descansar en la hierba, jugar con los niños o leer. Y menos cuando se hace en un parque. Por supuesto, la idea de que la zona verde desapareciera fue solo la gota que colmo el vaso. Los turcos también gritan ¡Basta ya! Luchan por un sistema más justo, buscan una democracia real.

Nadie puede leer el futuro, pero vaticino que todos estos movimientos son solo el comienzo de una lucha, que será larga (quizás siglos...), pero el mundo se ha dado cuenta de todos sus desórdenes. Los movimientos se irán extendiendo, por mucho que los silencien los medios de comunicación, y por muchas palizas que justifique la Policía. El futuro ya es el presente.

Mientras tanto, se suceden los crímenes de demócratas dictadores:


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