Hay bebés que nacen con buena estrella. Aunque parezca una tontería es mejor llegar al mundo con una estrella bajo el brazo que con un pan. Ese es el caso de Minhaj Gedi Farah, un bebé africano que se convirtió en la cara del hambre. Y, por supuesto, en la imagen esquelética.
Cuando su niño pesaba tres kilos con siete meses (lo que pesa aquí un recién nacido), su madre deambulaba, era perseguida por los cuervos. Ella puso la cara al dolor y las súplicas en su mirada. Se convirtió en la madre de todos. Porque ella podría ser cualquier progenitora y él cualquier niño africano. Pero el flash de algún periodista pensó que ese bebé, por gracia de su zoom, podía ser una buena imagen de portada. O, quizás, su conciencia decidió por él. Esa fotografía podría ser un granito más para cambiar el actual sistema. Existe la posibilidad, la más probable, que le mandaran tomar varias instantáneas de la hambruna en el Cuerno de África y que, tras muchos disparos a muchos habitantes, esa fuera la mejor imagen.
Lo cierto es que Minhaj y su orgullosa madre, que ahora camina con algo de esperanza, dieron la vuelta al mundo en este mundo demasiado conectado. Y su mirada llegó a la televisión y a muchos señores con corbata les amargó un par de comidas. Para ellos, al igual que para mucha gente, los problemas que no se ven no existen.
La historia de este bebé para tener un final feliz debería de repetirse MIL MILLONES DE VECES. Es una cifra (Unicef, octubre 2011) del número de personas que pasan hambre y sufren de desnutrición en el mundo.
P.D. Este post está dedicado a todos los niños, ya que hoy se conmemorada la Declaración de sus derechos. Un documento que, por desgracia y como muchos otros, se ha quedado en papel empapado, que no mojado. Para todas las personas que piensen que el problema es muy lejano, les doy un dato: En España uno de cada cuatro niños pasa hambre. Aunque el problema puede seguir demasiado lejos.
Cuando su niño pesaba tres kilos con siete meses (lo que pesa aquí un recién nacido), su madre deambulaba, era perseguida por los cuervos. Ella puso la cara al dolor y las súplicas en su mirada. Se convirtió en la madre de todos. Porque ella podría ser cualquier progenitora y él cualquier niño africano. Pero el flash de algún periodista pensó que ese bebé, por gracia de su zoom, podía ser una buena imagen de portada. O, quizás, su conciencia decidió por él. Esa fotografía podría ser un granito más para cambiar el actual sistema. Existe la posibilidad, la más probable, que le mandaran tomar varias instantáneas de la hambruna en el Cuerno de África y que, tras muchos disparos a muchos habitantes, esa fuera la mejor imagen.
Lo cierto es que Minhaj y su orgullosa madre, que ahora camina con algo de esperanza, dieron la vuelta al mundo en este mundo demasiado conectado. Y su mirada llegó a la televisión y a muchos señores con corbata les amargó un par de comidas. Para ellos, al igual que para mucha gente, los problemas que no se ven no existen.
La historia de este bebé para tener un final feliz debería de repetirse MIL MILLONES DE VECES. Es una cifra (Unicef, octubre 2011) del número de personas que pasan hambre y sufren de desnutrición en el mundo.
P.D. Este post está dedicado a todos los niños, ya que hoy se conmemorada la Declaración de sus derechos. Un documento que, por desgracia y como muchos otros, se ha quedado en papel empapado, que no mojado. Para todas las personas que piensen que el problema es muy lejano, les doy un dato: En España uno de cada cuatro niños pasa hambre. Aunque el problema puede seguir demasiado lejos.
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